viernes
7 y 9
7 y 9
Incertidumbre. Ese es el sentimiento que invade a Marian Muñoz, una joven de 25 años de Caucasia, Antioquia, que lleva dos años y cuatro meses en Estados Unidos. Primero llegó para un programa de “au pair”, como niñera, pero este año comenzó a estudiar Enfermería en Seattle. Sin embargo, sus proyectos profesionales están en el limbo porque el martes la Agencia de Inmigración y Aduana (ICE) dio a conocer que el Departamento de Estado revocará las visas de los estudiantes que estén tomando cursos virtuales a causa de la pandemia.
Esa determinación aplica para personas que tengan visas F1 y M1, que son para estudiantes extranjeros, como Marian. Ella no está sola. Según el Departamento de Seguridad Nacional, 1,1 millones de personas tienen ese estatus migratorio en el país. Y, si no consiguen cómo recibir clases presenciales o híbridas, estas últimas mezclan la virtualidad con la presencialidad, podrían ser deportadas.
“Nosotros no le estamos quitando la oportunidad a nadie. Al contrario, los estudiantes internacionales pagamos tres veces más de lo que paga uno local, entonces le aportamos a la economía”, afirma. Su situación se agrava porque desde octubre de 2019 pidió a la autoridad migratoria un cambio en su estatus que aún no ha sido resuelto, una documentación en la que ha invertido 1.200 dólares, monto superior a los 4 millones de pesos. “Me siento en arenas movedizas”, dice.
Esa decisión de la Casa Blanca de revocar las visas tomó a todos por sorpresa. Los estudiantes están recibiendo clases virtuales, precisamente, como una medida de bioseguridad que han tomado los Estados para evitar aglomeraciones en los centros de enseñanza. Así las cosas, los cursos de otoño que estaban programados para comenzar en agosto son, en su mayoría virtuales.
Ximena Cardona, otra joven de Medellín, de 24 años, pasa por la misma situación. Estudia Administración en Chicago. Cuando llegó a Estados Unidos tenía una visa J1, de trabajo, que es la que asigna el gobierno a las personas que viajan a cuidar niños con los programas de “au pair”. Terminó ese proyecto y se matriculó a un college (una universidad) e hizo el respectivo trámite para tener estatus de estudiante.
“Pero ahora nos sentimos frustrados por la incertidumbre de no saber qué pasará en las próximas semanas. Tengo estudios acá, las fronteras de Colombia están cerradas, los vuelos humanitarios son caros y no puedo quedarme en Estados Unidos de manera ilegal”, afirma. La solución, por ahora, es esperar porque los college están explorando retomar algunas clases presenciales para tener programas híbridos que justifiquen esas visas de sus alumnos.
“Creemos que la orden de ICE es una mala política pública y es ilegal. Queremos que nuestros estudiantes puedan continuar sin la amenaza de la deportación”, afirmó ayer el presidente de Harvard, Lawrence Bacow, al presentar la demanda ante un tribunal de Boston. Que la justicia falle a favor de los extranjeros es otra de las soluciones a la situación que viven los alumnos.
Así, Marian y Ximena solo pueden esperar a que las universidades o el tribunal les dé la posibilidad a los extranjeros de quedarse en el país con sus proyectos académicos. De lo contrario, podrían perder su inversión en trámites, matrículas y en el tiempo que llevan en Estados Unidos formando un estatus migratorio legal para buscar un mejor futuro académico y profesional.