<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=378526515676058&amp;ev=PageView&amp;noscript=1">
x
language COL arrow_drop_down

Nicaragua vivirá tres días más de protestas en medio del temor

  • Protestas en Nicaragua. FOTO: REUTERS
    Protestas en Nicaragua. FOTO: REUTERS
12 de julio de 2018
bookmark

Los opositores nicaragüenses se aprestan a marchar este jueves en Managua y otras ciudades para exigir la salida del poder del presidente Daniel Ortega, en medio de temores de violencia ante el recrudecimiento de la acción de las fuerzas del gobierno para aplacar las protestas.

“Llegó el día en que demostramos que estamos hechos de paz”, subrayó un mensaje de la opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, al llamar a los nicaragüenses a sumarse a la manifestación, que recorre unos 5 kms del este al sureste de la capital.

La Alianza Cívica, que aglutina a grupos de la sociedad civil, inicia con esta marcha una ofensiva para presionar a Ortega, incluyendo un paro nacional el viernes -el segundo durante la crisis- y una caravana por los combativos barrios orientales de Managua el sábado.

Camionetas de antimotines recorren algunas calles y carreteras del sector sureste de la capital, generando inquietud en personas que trabajan o viven en las cercanías.

Para contrarrestar la estrategia de sus opositores, el gobierno anunció para el viernes, día del paro, el llamado “repliegue”, una caravana que anualmente encabeza Ortega por estas fechas hasta Masaya -30 km al sur de Managua- para recordar una gesta de la Revolución Sandinista de 1979.

El anuncio del gobierno ha generado temor en el aguerrido barrio indígena de Monimbó, en el sur de Masaya, donde sus pobladores se mantienen atrincherados tras grandes barreras de adoquines levantadas por los manifestantes.

“Nunca van a entrar, a menos que nos maten a todos”, aseguró a la AFP en una de esas barricadas un hombre con el rostro cubierto, de gorra y camisa verde olivo.

Las manifestaciones comenzaron el 18 de abril contra una reforma al sistema de pensiones, pero tras la represión se extendieron a la exigencia de salida del poder de Ortega, que gobierna desde 2007 por tercer periodo consecutivo y a quien acusan de instaurar una dictadura junto con su esposa, Rosario Murillo.

“No a la represión”

En las últimas semanas, Ortega, exguerrillero sandinista de 72 años, intensificó la “operación limpieza” con policías y paramilitares para derribar barricadas de adoquines que levantaron manifestantes en las calles, intensificándose la violencia.

Un día antes de la marcha opositora, el secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Paulo Abrao, llamó al gobierno a “garantizar las protestas pacíficas y de las manifestaciones que siguen”.

La CIDH denunció el miércoles en Washington, ante el consejo permanente de la OEA, el aumento de la “represión contra los manifestantes” y cifró en 264 las muertes en la ola de violencia desatada durante casi tres meses de protestas.

El gobierno de Nicaragua considera “delincuentes”, “golpistas” y “terroristas” a los manifestantes opositores. El canciller Denis Moncada calificó el informe de la CIDH de “apresurado”, “prejuicioso y carente de objetividad”.

Diálogo, la vía

A fin de encontrar una salida a la crisis, la Iglesia propuso adelantar los comicios de 2021 a 2019 en la mesa de negociación entre el gobierno y la Alianza Cívica. Pero el sábado, el mandatario rechazó esa iniciativa.

Tras la negativa de Ortega y una violenta incursión el domingo en las ciudades de Diriamba y Jinotepe, en el suroccidental departamento de Carazo, que dejó una veintena de muertos, la Iglesia puso en duda la continuidad del diálogo.

Pero el martes decidió seguir como mediadora de las conversaciones, incluso luego de una agresión que sufrió el lunes un comitiva de obispos y sacerdotes, con la irrupción de grupos progubernamentales en templos católicos de Diriamba y Jinotepe.

El Vaticano anunció este jueves que no presentará una protesta formal al gobierno de Nicaragua tras la agresión sufrida por su nuncio apostólico, Stanislaw Waldemar Sommertag, quien encabezaba la misión con el cardenal nicaragüense Leopoldo Brenes.

“El nuncio supo gestionar muy bien la situación. No protestaremos”, explicó el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, en declaraciones al canal católico italiano TV 2000.

Los obispos nicaragüenses anunciaron que convocarán a sesiones plenarias en los próximos días, por considerar que el diálogo es la única vía para resolver la grave crisis que ha provocado también una abrupta y descomunal caída de la economía.

Te puede interesar

El empleo que busca está a un clic

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD