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El ultraderechista Jair Bolsonaro y el candidato del Partido de los Trabajadores (PT) Fernando Haddad disputarán la presidencia de Brasil en la segunda vuelta del próximo 28 de octubre tras ser los ganadores de la primera vuelta de estos comicios.
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Con este resultado, el país decidirá entre dos visiones opuestas. Le explicamos por qué:
Economía: austeridad y privatizaciones
Jair Bolsonaro propone reducir la deuda pública un 20% mediante privatizaciones, concesiones y venta de propiedades públicas. Crear un sistema de jubilación por capitalización y considera que “el país funcionará mejor con menos ministerios”, por lo que ropone crear un superministerio de Economía, que abarcará Hacienda, Planificación e Industria y Comercio Exterior. Su ministro sería Paulo Guedes, un ultraliberal.
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Además, le apostaría a redistribuir la “carga tributaria para que los que pagan mucho paguen menos y los que evaden y ocultan, paguen más”.
Fernando Haddad espera revocar la congelación del gasto público y la flexibilización de la legislación laboral, aprobadas durante el actual gobierno, interrumpir las privatizaciones y volver a imponer la participación de Petrobras en proyectos petroleros en aguas profundas (Presal).
Haddad también busca equilibrar las cuentas del sistema de jubilaciones “a partir del retorno del empleo” y de medidas contra la evasión fiscal.
Inseguridad: ¿más armas o más control?
Bolsonaro, del Partido Social Liberal, plantea flexibilizar la legislación sobre porte de armas. Para él, “las armas son instrumentos, objetos inertes, que pueden usarse para matar o para salvar vidas. Eso depende de quién las maneje”.
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Sugiera bajar la edad de imputabilidad penal a 16 años y que, en el ejercicio de su actividad, los policías “tendrán protección jurídica. Garantizada por el Estado, a través de una exclusión de punibilidad”. Por último, Bolsonaro caracterizará como “terrorismo las invasiones de propiedades” y reorientar la política de derechos humanos con el fin de dar prioridad a la defensa de las víctimas de la violencia”.
En este punto, Haddad formula que “la política de control de armas y municiones tiene que ser mejorada, reforzando el rastreo” del armamento y considera que la represión de las drogas es “errónea”. Por eso, asegura que “Brasil tiene que examinar las experiencias internacionales (...) de despenalización y regulación del comercio” de estupefacientes.
Diplomacia: sus aliados
Bolsonaro ha dicho que dejará “de encomiar a ‘dictaduras asesinas’ y de despreciar y atacar a democracias importantes como las de Estados Unidos, Israel e Italia”.Su programa no menciona a Mercosur. Propone en cambio “poner énfasis en las relaciones y los acuerdos bilaterales”.
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En este punto Fernando Haddad dice que “Brasil debe retomar y profundizar la política exterior de integración latinoamericana y de cooperación Sur-Sur (especialmente con África) para apoyar el multilateralismo, la búsqueda de soluciones a través del diálogo y el repudio de la intervención y del uso de la fuerza”.
Interrupción voluntaria del embarazo
Este procedimiento está autorizado en Brasil en caso de peligro para la vida de la madre o del foto y Bolsonaro prometió vetar cualquier tentativa de flexibilización de esa ley. Como diputado, promovió iniciativas de control de natalidad, como el reembolso por vasectomías y ligaduras de trompas a partir de los 21 años.
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En contraste, la compañera de fórmula de Haddad, Manuela D’Ávila, está a favor de la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo.
Derechos LGTBI
Las declaraciones de Jair Bolsonado han sido abiertamente homofóbicas y no menciona este aspecto en sus propuestas.
En contraste, el programa de Haddad tiene un capítulo titulado “Promover la ciudadanía LGBT+”, que propone “criminalizar la LGBTIfobia”.
Medio ambiente
El candidato del PSL propone “reunir en un solo ministerio” todas las áreas del gobierno que se ocupan de “política económica y agrícola”, de “recursos naturales y medio ambiente rural”. Las palabras deforestación, Amazonia o calentamiento global están ausentes de su programa.
Por su parte, Haddad se propone llegar a una “tasa cero de deforestación en 2022, sin reducir la producción agropecuaria “gracias a un uso más eficiente” de las tierras. También buscará medidas para “contener el calentamiento global”.