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En su discurso de ayer, luego de sobrevivir a un intento de destitución de la oposición, la primera ministra británica Theresa May agradeció al parlamento “que haya puesto su confianza en este gobierno”. Sin embargo, para los expertos más que un respaldo, el escaso margen de 19 votos que la mantuvo en el cargo es más bien una señal de la incertidumbre que se mantiene en el país europeo.
El rumbo que tomará el Brexit –la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE)– sigue tan difuso como el martes, cuando por una diferencia de más de 200 votos el legislativo rechazó el acuerdo que la mandataria británica había alcanzado con los representantes de Bruselas.
Tras esa derrota, el líder opositor Jeremy Corbyn, del Partido Laboralista, se aventuró a intentar una moción de confianza, medida en el legislativo que buscaba sacar a May del poder, pero la primera ministra fue respaldada por los mismos parlamentarios que un día antes habían hundido su acuerdo del Brexit.
Miguel Martínez, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Externado, explica que, pese a que los conservadores más radicales no están de acuerdo con la gestión de May en torno al Brexit –por considerarla beneficiosa para la Unión Europea–, “de todas maneras no están dispuestos a perder el poder”.
Su apuesta, por ahora, es que la primera ministra siga al frente del proceso que comenzó hace más de 2 años, cuando con un 52 % de los votantes de un referendo convocado por el entonces primer ministro David Cameron votaron a favor de abandonar la UE, rompiendo con 45 años de relación comercial.
May sobrevive así al segundo intento por retirarla del cargo en poco más de un mes. El 12 de diciembre los propios conservadores convocaron a un proceso para reemplazarla al que la mandataria también se sobrepuso.
La encrucijada de May, como explica el profesor de la maestría en negocios internacionales de la Universidad del Rosario, Carlos Arévalo, se da pues recibe ataques tanto de la oposición –que se debate entre reversar el Brexit o suavizarlo– y sus aliados, algunos de los cuales consideran que la negociación que adelantó por dos años con la Unión Europea rompió con el espíritu original del referendo (ver ayuda).
En medio del caos político, la opción de una segunda votación que reverse la salida de Reino Unido viene cobrando fuerza y cuenta con defensores tanto en las filas conservadoras como en las laboristas.
Pero el enemigo de todas las opciones es el tiempo. Faltan 70 días para la ruptura y la UE aún no aclara si está dispuesta a prorrogar la fecha. El lunes, May tendrá la opción de volver al parlamento con un plan b que satisfaga los detractores de su acuerdo, entre los que se cuentan parlamentarios escoceses y norirlandeses.
La primera ministra sobrevive un día más al frente del Brexit, acumulando derrotas sin que alguna logre derribarla definitivamente