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Amy Coney Barrett, la carta de Trump para prohibir el aborto

El mandatario presentó el fin de semana a su nominada para ocupar la silla de Rutth Bader Ginsburg en la Corte Suprema, lo que consolidaría la mayoría conservadora.

  • Madre de siete hijos, dos de ellos adoptados en Haití, la jueza Amy Coney Barret ha sido una férrea opositora al aborto y bajo la premisa de prohibirlo fue nominada al Supremo por Trump. FOTO AFP
    Madre de siete hijos, dos de ellos adoptados en Haití, la jueza Amy Coney Barret ha sido una férrea opositora al aborto y bajo la premisa de prohibirlo fue nominada al Supremo por Trump. FOTO AFP
28 de septiembre de 2020
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Las decisiones que como jueza ha tomado, hablan por ella. Firme opositora del Obamacare, la reforma sanitaria del expresidente Barack Obama que subsidiaba los servicios de salud a personas de menores ingresos económicos; crítica a rajatabla del aborto, votante a favor del derecho a portar armas y de la Regla de Carga Pública, una norma que impide a los migrantes irregulares acceder a bonos alimentarios y otras coberturas estatales de seguridad social...

Amy Coney Barrett encaja con precisión en las posturas políticas que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha defendido.

Nominada el sábado por el magnate como candidata a ocupar una silla en el Tribunal Supremo, Barrett nunca ha ocultado el dogma que orienta su quehacer profesional: “Construir el reino de Dios”, como lo afirmó a sus estudiantes de la Universidad de Notre Dame en una ceremonia de graduación en 2006.

De hecho, su filiación ultracatólica le ha valido duras críticas en su carrera, como en 2017 cuando durante su confirmación en el Senado, como jueza federal, la demócrata Dianne Feinstein le lazó la recordada frase “el dogma vive ruidosamente dentro de ti”.

Ese mismo día, el también demócrata Dick Durbin la increpó por haber empleado el término “católica devota” para sentar posición en un artículo académico, insinuando que permitía que sus creencias permearan sus decisiones judiciales. Barrett afirmó al respecto: “Soy una fiel católica, pero quiero dejar claro que mi relación personal con la iglesia no influirá en mi desempeño como juez”.

Es este contexto el que hace que analistas en Estados Unidos consideren que la nominación de Barrett al Supremo sea una jugada de Trump para consolidar allí una mayoría que le sea favorable, teniendo además en cuenta que la jueza, de apenas 48 años, ocuparía por varias décadas ese puesto vitalicio.

De hecho, durante la presentación oficial como su candidata, el presidente le entregó a la jueza una misión: prohibir el aborto, que es legal en ese país por sentencia de la Corte Suprema desde 1973.

Esa máxima instancia judicial ya cuenta con cinco togados nominados por presidentes republicanos: John Roberts, Clarence Thomas, Samuel Alito, Neil Gausch y Brett Kavanaugh; frente a apenas tres de la denominada “ala liberal”: Stephen Breyer, Sonia Sotomayor y Elena Kagan.

Daniel Folberg, director de la asociación Alliance for Justice, afirmó que con sus posturas frente a Obamacare y el aborto, “Amy Coney Barrett cumple con las dos pruebas de fuego de Trump para los jueces federales. Este nombramiento trata de quitarle la atención médica a 20 millones de estadounidenses y eliminar las protecciones para los ciudadanos con afecciones preexistentes. Barrett, que incluso se ha opuesto a garantizar el acceso a la anticoncepción, sería una pesadilla para la libertad reproductiva”.

En contraste, simpatizantes de la jueza han empezado a compartir en redes sociales memes con su rostro en el cuerpo de Superman y a destacarla como una mujer “brillante” e “impresionante”. La gobernadora de Dakota del Sur, Kristi Noem, emitió un pronunciamiento en el que afirmó que “los liberales y sus medios aliados siempre atacan a las mujeres fuertes que defienden la Constitución. Convoco a los ciudadanos a que nos unamos en oración por la jueza Barrett, la mujer perfecta para el Supremo”.

La mandataria estatal agregó que “esta es una oportunidad única para restaurar nuestras instituciones. Que los jueces juzguen, que los legisladores legislen y que el Ejecutivo administre. Ella ya fue escrutada rigurosamente por todos los partidos en 2017 (cuando fue nominada como jueza federal), por lo que esta vez no hay necesidad de prolongadas audiencias”.

El proceso en el Senado

La confirmación de Barrett como jueza del Supremo corresponde a una Cámara Alta de mayoría republicana. Lo que ha ocupado el debate público es qué tan oportuno resultaría culminar el proceso antes de las elecciones presidenciales de noviembre.

Mientras que el candidato demócrata, Joe Biden, ha dicho que “el Senado no debería proceder sobre esta vacante hasta que el pueblo de Estados Unidos seleccione su siguiente presidente y el nuevo Congreso”, el mismo Trump afirmó que confía en que “se hará antes de las elecciones, para poder pasar a otros temas”.

Los republicanos tienen 53 de los 100 escaños en el Senado, por lo que de no haber sorpresas, el puesto de Barrett en la Corte está asegurado.

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