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Un sangriento asalto talibán a una escuela de Pakistán causó por lo menos 148 muertos y 131 heridos, la mayoría niños, en uno de los peores ataques insurgentes en el país asiático, que se prolongó durante horas y que generó una enérgica condena internacional.
Un grupo de insurgentes vestidos con uniformes del Ejército entró antes del mediodía en un colegio bajo control militar en Peshawar y dio comienzo a una jornada de terror en una escuela para estudiantes de primaria y secundaria.
Según indicó un portavoz de la Policía, Seid Wali, los atacantes abrieron fuego y lanzaron granadas contra niños y profesores, mientras iban de salón en salón disparando.
“Estábamos en una clase cuando escuchamos disparos. El sonido de los tiros se acercaba hasta que la puerta se abrió de golpe y dos personas comenzaron a disparar indiscriminadamente”, explicó uno de los alumnos, un niño de unos 14 años, al diario local “The Express Tribune”.
El Ejército paquistaní lanzó a continuación una operación para liberar la escuela, que se vio dificultada por los explosivos colocados por los atacantes en el interior hasta que logró abatir a los siete insurgentes que quedaban atrincherados.
Las cadenas de televisión locales emitieron imágenes con escenas de caos alrededor del colegio con un gran número de soldados y ambulancias en el área cercana a la escuela, mientras los disparos y explosiones se podían escuchar desde el exterior.
El director general de la oficina de relaciones públicas del Ejército (ISPR), Asim Bajwal, declaró en rueda de prensa que 132 estudiantes y nueve empleados del colegio murieron, mientras que 122 resultaron heridos.
Nueve militares resultaron también heridos antes de que el Ejército consiguiera liberar a 960 personas del interior de la escuela, a la que los atacantes entraron por la parte de atrás con numerosas armas y con chalecos con explosivos, indicó Bajwal.
El portavoz añadió que los insurgentes no tenían intención de tomar rehenes, sino de causar el mayor número posible de víctimas.
Tras tomar el colegio, el Ejército paquistaní lanzó una operación contra los talibanes en la ciudad y posteriormente la amplió al resto de la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, en busca de insurgentes.
El principal grupo talibán paquistaní, el Tehrik-e-Taliban Pakistan (TTP), reivindicó el ataque y lo justificó en que para el “Ejército nuestras familias son objetivos” en las operaciones militares lanzadas contra los insurgentes en las zonas tribales de Waziristán del Norte y Khyber.
“Queremos que sientan nuestro dolor”, manifestó el grupo, que añadió que entre los atacantes se encontraban “suicidas” con “ordenes de disparar a los estudiantes más mayores, pero no a los niños”, según reprodujeron diarios locales.