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Este sábado se celebran elecciones municipales en Cisjordania, tras el fracaso del intento de celebrar comicios conjuntos con Gaza en 2016 y con el boicot del movimiento islamista Hamás, que no participa en ellas ni permite celebrarlas en la Franja palestina.
En total, 1.134.636 palestinos en Cisjordania están convocados a las urnas, de los que solo 787.383 podrán ejercer su derecho al voto en 145 comunidades porque en la gran mayoría de las 246 restantes sólo se ha presentado un candidato -cuya victoria se proclamará de manera automática- y en el resto, otras 65, no hubo candidaturas, según datos de la Comisión Central de Elecciones.
Los residentes de 28 localidades jerosolimitanas al otro lado del muro de separación también podrán votar, mientras que quedarán fuera del proceso democrático unos 250.000 palestinos del principal distrito electoral de Jerusalén Este, anexionado de manera unilateral por Israel, que ocupa esta parte de la ciudad desde 1967.
Los que tienen derecho al voto de los dos millones de habitantes de Gaza también se quedarán sin elecciones ya que las autoridades islámicas que controlan la Franja se niegan a participar en los comicios hasta que no acabe la separación política que mantienen desde hace una década con el movimiento nacionalista Al Fatah, dirigido por el presidente palestino Mahmud Abás.
Ambas fuerzas han sido incapaces de reconciliarse y acabar con una división que comenzó en 2007 con la toma del poder por parte de Hamás en la Franja y la expulsión de las fuerzas leales a Abás, y dio paso a un enfrentamiento abierto que ha impedido convocar elecciones conjuntas en ambos territorios desde 2006.
De hecho, es la segunda vez desde 2012 que sólo los palestinos de Cisjordania tienen elecciones municipales, después de que fuera cancelada la última convocatoria de locales para octubre de 2016 porque el Supremo dictaminó que no era posible garantizar la transparencia del proceso electoral en Gaza, y entre acusaciones de ambos partidos del arresto y acoso de sus militantes.
Palestina, ya dividida físicamente por la distancia entre ambos territorios y el muro de separación construido por Israel, ve cómo aumenta la brecha entre sus dos principales fuerzas políticas y disminuyen las opciones para conseguir la unidad.
Hani Habib, analista político de Gaza, dijo a Efe que seguir adelante con los comicios en Cisjordania sin el enclave costero no es un signo positivo.
“Esto clara y directamente aumenta y profundiza la división interna entre los dos y empuja a la separación de la Franja palestina del resto de territorios”, explica por teléfono.
Un gesto que, en su opinión, elevará “la desesperación y la frustración” de los dos millones de personas que viven en el enclave costero gobernado de facto por los islamistas, bajo bloqueo israelí reforzado por las autoridades egipcias, castigado por tres operaciones militares de envergadura en seis años y con unos elevados índices de pobreza y desesperanza.
Sin embargo y a pesar del llamamiento de boicot de Hamás, apoyado por los comunistas del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), hay fuentes que apuntan a que los islamistas sí podrían conseguir cierta presencia en Cisjordania tras los comicios porque apoyan de manera no oficial a determinados candidatos, que en su 58.4 por ciento pertenecen a listas independientes.
El resto son, en su gran mayoría, miembros de Fatah, lo que convierte estas municipales en lo que algunos han calificado en la calle de manera informal como “las de Fatah”.
Talal Okal, analista y periodista en Ramala, señala a Efe que no habría que albergar grandes esperanzas o esperar mejoras significativas solo por la celebración de unos comicios locales que tienen una función principalmente utilitaria.
“Las elecciones locales no son parte de la reconciliación entre Gaza y Cisjordania, no tienen un rol político sino de gestión de servicios, así que lo más importante es tener elecciones cada cuatro años para cumplir con la ley”, valora.
Así, con el fracaso de alcanzar la unidad como un lastre que se opone a cualquier avance político en la región, los palestinos irán a las urnas tras una campaña que ha pasado desapercibida y que ha quedado empañada por los eventos de solidaridad y apoyo que reciben los cientos de presos palestinos en cárceles israelíes que desde hace 26 días mantienen una huelga de hambre para protestar las condiciones de su encierro.