La escena es tan habitual en Estados Unidos como la transmisión por televisión de un talk show americano. Un sujeto armado irrumpe en un lugar público y dispara indiscriminadamente. El estado de Maine, en Estados Unidos, fue testigo en la noche de este miércoles de un ataque en una bolera y un restaurante que dejó hasta el momento al menos 16 muertos, según registran cadenas como CNN. Inicialmente, también se reportaron disparos en un centro de distribución de la cadena de tiendas Walmart. Las autoridades investigan.
El tirador, que ya fue identificado, sigue prófugo. El reporte preliminar indica que hay más de 60 heridos, pero está por determinarse cuántos de ellos fueron víctimas de disparos. Durante el desarrollo de los atentados, las autoridades pidieron a los ciudadanos buscar refugio.
Las mismas autoridades difundieron imágenes del sospechoso, en las que se le ve cargar un fusil de asalto. Según el Departamento de Policía de Lewiston, los lugares en los que ocurrieron los hechos fueron Schemengees Bar and Grille y Sparetime Recreation, un bar y restaurante asador, y un boliche recreativo, respectavamente.
“Las autoridades del condado de Androscoggin están investigando dos incidentes con tiradores activos. Alentamos a todas las empresas a cerrar o cerrar mientras investigamos. El sospechoso sigue prófugo”, informó preliminarmente el Departamento de Policía.
Además, el Centro Médico Central Maine confirmó que están reaccionando ante un evento de tiroteo con múltiples víctimas y se puso en contacto con otras instituciones médicas para recibir a otros heridos. Lewiston tiene unos 40.000 habitantes.
Mientras las autoridades intentan localizar al atacante, la Casa Blanca informó que el presidente Joe Biden ya fue notificado de la situación.
Los tiroteos masivos son bastante frecuentes en Estados Unidos, país que sigue enfrascado en un debate político sobre el control de armas, pues casi todas son de fácil acceso en la mayoría de sus estados.
Hace menos de diez días, un niño de nueve años asesinó de un disparo en la cabeza a otro de seis en Jacksonville, en el noreste de Florida. Aunque la policía aseguró que se trató de un episodio accidental, Estados Unidos arrastra una deshonrosa cifra: 240 tiroteos involuntarios por parte de niños en lo que va del año, de acuerdo a las cifras de la ONG Everytown for Gun Safety.