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La cifra es uno de los registros más bajos desde que la Federación Internacional de Periodistas (FIP) publica su informe anual. El saldo fue claramente inferior al año previo. El informe incluye “los periodistas muertos en incidentes relacionados con el trabajo, incluidos asesinatos selectivos, muertes por fuego cruzado y atentados con bombas”, apuntó la entidad en un comunicado.
El saldo de 45 víctimas fatales reportado por la FIP es muy similar al anunciado por la oenegé Reporteros Sin Fronteras (RSF), que registró 46. En 2020, la FIP había denunciado el asesinato de 65 profesionales de prensa.
“Si bien esta disminución es una buena noticia, es poco reconfortante frente a la violencia continua que se ha cobrado la vida de periodistas en países, como Afganistán (9), México (8), India (4) y Pakistán (3)”, señaló la entidad.
La FIP afirmó que los riesgos asociados con los conflictos armados “han disminuido en los últimos años, debido a la escasa exposición de los profesionales de los medios de comunicación, que acuden cada vez menos a cubrir en lugares de conflicto armado”.
En tanto, agregó, “las amenazas vinculadas al dominio de bandas criminales y cárteles de la droga, desde los barrios marginales de México hasta las calles de ciudades europeas en Grecia y Holanda, continúan aumentando”.
“Estos 45 colegas que hemos perdido este año nos recuerdan el terrible sacrificio que los periodistas de todo el mundo siguen haciendo para servir al interés público y permanecemos en deuda con ellos”, apuntó el secretario general de la FIP, Anthony Bellanger.
Para el dirigente, es necesario continuar “abogando por la adopción de una nueva convención de las Naciones Unidas para la protección de periodistas que garantice la rendición de cuentas por los asesinatos de periodistas. La FIP cree que el único tributo apropiado a la causa por la que [estos periodistas] dieron sus vidas debe ser la búsqueda incesante de justicia para ellos”.