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Lo que se creía iba a ser el primer logro de Donald Trump como presidente, hasta con relativa facilidad en el Congreso al tener mayoría republicana tanto en Cámara como Senado, hoy se convierte en la principal incógnita de su mandato. El proyecto de ley para frenar el Obamacare, sistema de salud forjado por su antecesor, Barack Obama, genera serias dudas entre los senadores republicanos, que no han querido aprobarlo tras semanas de discusión.
Este asunto representa cada vez más un peligro de fracaso para el magnate, que endureció el tono ayer y realizó un llamado desesperado.
“Si los senadores republicanos son incapaces de aprobar lo que están trabajando ahora, ¡deben inmediatamente DEROGAR, y luego REEMPLAZAR en una fecha posterior!”, dijo el mandatario en su cuenta de Twitter.
Esto es, Trump intenta que el proceso avance por lo menos un paso al frenar el Obamacare aún si los legisladores todavía no saben con qué sistema lo quieren reemplazar. ¿A qué se debe este revés y qué implicaciones puede dejar en la política estadounidense?
Otra era la sensación en Washington el pasado 4 de mayo, día en que la Cámara de Representantes aprobó la ley de salud propuesta por el magnate, que implicaba por supuesto un giro radical en las políticas de su antecesor, encarnadas en el Obamacare.
Un hecho empezó a cambiar, días después, la percepción sobre un asunto que se creía sentenciado. La Oficina de Presupuesto del Congreso publicó un estudio en el que concluye que con el sistema de Trump, 23 millones de estadounidenses se quedarían sin servicio de salud.
“Además de la oposición que ya había por parte de numerosas organizaciones, los políticos se están poniendo nerviosos, porque saben que el próximo año serán las elecciones legislativas, por lo que tienen la mente puesta en eso. En ellas se renovará toda la Cámara y un tercio del Senado. Así que ya nos estamos acercando a esa fecha y la gente va a tener memoria de cualquier decisión”, explicó Emilio Viano, politólogo y docente de la Universidad Americana de Washington.
“Los senadores ahora temen que los electores puedan castigar su accionar, mientras que los demócratas puedan usar el freno del Obamacare como un argumento a favor ante los millones de estadounidenses que posiblemente sean expulsados del sistema de salud”, agregó.
De modo que sabiendo la causa del estancamiento de la iniciativa, ¿qué se puede esperar que ocurra a continuación en el D.C? Viano aseguró que el Senado no va a considerar la aprobación de la ley de salud de Trump tal como está, ya que les parece que sería irresponsable por la cantidad de estadounidenses que resultarían afectados, y contraproducente por el tema de las elecciones.
“Pero aún esperan al regreso de las vacaciones del 4 de julio negociar algunos cambios que permitan obtener los votos necesarios para aprobar la reforma. Si no lo logran a finales de julio, habrá una larga interrupción por las vacaciones de agosto, y ahí sí podría salvarse el Obamacare, a pesar de las limitaciones por órdenes ejecutivas”, añadió, mencionando otros proyectos prioritarios como la aprobación del presupuesto.
Patricio Navia, politólogo y docente de la Universidad de Nueva York (NYU), coincidió: “cuesta imaginar que en julio Trump va a lograr una negociación si no lo logró antes. Esto es como ir perdiendo el partido 3-0. Todavía hay chance de empatar, pero claramente el pronóstico es negativo”.
¿En ese caso, se podría hablar ya de una crisis para la administración Trump? Ambos analistas respondieron que aunque esto supondría un rotundo fracaso para el actual presidente, su gobierno aún tiene varias cartas que jugarse en distintos proyectos de ley y reformas, pero si por ejemplo se llega al primer año de su mandato sin logros relevantes para mencionar, ya su estancamiento sería preocupante.