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Según relata Juan Carlos López, experto en historia empresarial antioqueña de Eafit, fue hacia 1955 que, gracias a EPM, en Medellín se empezó a hablar del concepto de Gobierno Corporativo, siguiendo un modelo que había llegado inicialmente del extranjero al Valle del Cauca.
López explicó que la premisa bajo la que empezó a construirse este es la autonomía, siendo entendida como la clave para una mejor toma de decisiones en los negocios. Ahora bien, esta palabra hace referencia a la división clara entre el propietario y el administrador de determinada iniciativa.
Y es que, según afirmó Luis Horacio Botero, docente de la Facultad de Administración de la Universidad Pontificia Bolivariana, el gobierno corporativo se compone de “una serie de normas y procedimientos que establece una organización para la alta dirección. Mediante estas, se regula el gobierno de las organizaciones y sirve para establecer las relaciones que debe llevar una organización con sus públicos de interés”.
Así, López agregó que esto no se quedó en EPM, sino que fue extendiéndose este esquema de manejo de compañías a insignias de la región, como, por ejemplo, Interconexión Eléctrica S.A.
En este sentido, lo que normalmente nace a partir de esto son las juntas directivas, que son grupos de personas expertas en el manejo de empresas, cuyo fin una vez y son nombrados es ”representar los intereses de los accionistas o dueños de la compañía”, de acuerdo con Botero, quien agregó que este es un mecanismo de control y transparencia de cara a los públicos.
Pero eso no quiere decir que sea un reto que se pueda obviar, teniendo en cuenta que con el ingreso de Colombia a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), uno de los desafíos es ejecutar mejores prácticas en este aspecto.
De hecho, el año pasado la Ocde emitió una serie de recomendaciones para cimentar un ambiente empresarial más apropiado. Este incluía que se ajustara la presentación de resultados financieros a estándares internacionales y que se crearan mecanismos para aumentar la participación de los trabajadores de cara a los consejos administrativos.
Adicionalmente, teniendo en cuenta que muchas de las empresas se mueven bajo esquemas de emisión de acciones, entre las recomendaciones que se mostraron se hablaba de que se necesita garantizar la participación de cada uno de los dueños de pequeñas partes de la empresa en las asambleas y en los beneficios del negocio en cuestión.
Si bien el camino parece duro, Moreno Salamanca señala que es un trayecto que solamente tiene ventajas. La razón es que “las prácticas son acordadas entre los diferentes stakeholders de la organización, siempre y cuando estas estén direccionadas hacia el bien común y la sostenibilidad en largo plazo”.
Hoy en día este tipo de modelos son valorados por entidades que, de cierta manera, miden la reputación de las empresas, como el caso de las calificadoras de riesgo, entre las que se encuentra Fitch Ratings, Moody’s y Standard and Poor’s.
Así, Marc Eichmann, analista financiero y expresidente de UNE EPM Telecomunicaciones, aseguró que estas firmas han girado también hacia la revisión de aspectos ambientales y sociales y hacia lo que se conoce como gobernanza, lo cual se refleja en las buenas prácticas al momento de tomar decisiones a partir, por ejemplo, de un buen gobierno corporativo.
El experto apunta a que con esto no necesariamente se tomarían decisiones diferentes, pero sí, al contar con el concepto de una Junta Directiva apropiada, estas firmas ven mayor confianza en las empresas, puesto que estas personas hacen las veces de filtro al momento de mitigar riesgos (ver Paréntesis).
En esto ahonda María José Ramírez, presidente de LarrainVial Colombia, al decir que “el Gobierno corporativo influye en la decisión de los inversionistas tanto institucionales como extranjeros, en definir si invierten o no en bonos de una compañía”.
“Por eso se trabaja mucho en el mercado de valores, para que haya unos buenos estándares de gobierno corporativo donde haya miembros de junta directiva independientes, donde exista un comité de auditoría, se respete el proceso de toma de decisión que esté dentro de los estatutos de la compañía, porque eso es lo que le da tranquilidad a los inversionistas”, agregó Ramírez.
Así, el Gobierno Corporativo se configura en una carta de seguridad, la cual no se queda solo en el reconocimiento sino en la posibilidad de recibir préstamos a un interés menor con este respaldo de buenas prácticas.