viernes
7 y 9
7 y 9
La participación en el valor agregado de la actividad de recuperación de materiales no llega ni al 1 %. De hecho, mientras en 2005 el indicador llegaba a 0,31 %, para 2018 fue de 0,17 %, avaluado en 1,56 billones de pesos, según las cifras recopiladas por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) en el Primer Reporte de Economía Circular.
Según definió el Dane “es un sistema de producción y consumo que promueve la eficiencia en el uso de materiales, agua y energía; teniendo en cuenta la capacidad de recuperación de los ecosistemas y el uso circular de los flujos de materiales”.
Es decir, que se piensa desde el inicio en el ciclo de vida de los productos, explica Valentina Prado, Phd. en evaluación ambiental: “Uno de los principios más valiosos, es el desperdicio como una falla de diseño, esto nos hace pensar algo distinto, hay que primero reducirlo y verlo como una oportunidad, como una materia prima, más que como un costo y un riesgo ambiental”.
El informe plantea que en el país la actividad económica consume 713 millones de metros cúbicos al año (2017), y la industria manufacturera ha tenido una mayor intensidad hídrica al pasar de 708 a 727 metros cúbicos por cada mil millones de pesos generados en valor agregado, entre 2016 y 2017; así la administración pública y defensa de 2.211 a 2.227 en el mismo periodo.
No obstante, el uso de productos de bosque ha diminuido: en construcción este indicador pasó de 19,97 toneladas por cada mil millones de pesos a 19,62 y en la industria manufacturera el cambio se dio de 18,84 a 17,98.
En intensidad energética el panorama sigue mostrándose al alza: el suministro de electricidad y aire acondicionado pasó de 22,71 terajulios por cada mil millones de pesos a 23,94, entre 2017 y 2018. Este comportamiento, dice el Dane, “se explica por un incremento en el consumo de productos energéticos de 8,1 % y del valor agregado de 2,5 %”.
Por su parte, las industrias manufactureras tuvieron un aumento de 11,12 a 11,35 terajulios por cada mil millones de pesos.
De acuerdo con Felipe Castro, director del Centro ODS de la Universidad de los Andes, “este reporte nos muestra unos indicadores que evidencian que no estamos mejorando la ineficiencia, como consumo per cápita de energía e intensidad hídrica, por ejemplo”.
El Ministro de Ambiente, Ricardo Lozano, reconoció un panorama retador, durante la exposición del informe con: “Una baja productividad en el uso de recursos, como el agua, la tierra o los materiales o la misma intensidad energética; seguimos teniendo una brecha en reciclaje o reutilización de materiales, aunque vamos cumpliendo la meta, pero que es importante seguir avanzando”.
Para pasar al cómo, Natalia Osorio Sierra, directora I+D de Incyclo y cofundadora de la compañía, aseguró que se deben incluir 3 perspectivas: “producto, desde el diseño y proceso; la compañía, con su modelo de negocio y de logística inversa, y el entorno, es decir, residuos que generan otras empresas que podrían ser usados como materia prima en el proceso productivo”.
Además, dijo “es necesario que las empresas vean a sus consumidores como prosumidores (proveedores y consumidores) y cómo lograr que efectivamente aquellos devuelvan materiales que son valiosos luego de ser consumidos”.
Este proceso es importante, dijo Castro, en tanto que “es un negocio redondo, para las empresas y el planeta porque es una ganancia en eficiencia, si usamos menos recursos, en agua y energía se disminuyen costos y es una oportunidad para obtener mejores beneficios, pero también lo es para el planeta al disponer de menos residuos”.
Más aún en momentos que “los rellenos sanitarios están sobreutilizados y a su vez estos son un gran pasivo ambiental. Esto sí hay que trabajarlo mucho para que el reciclaje sea un modelo viable. Y debemos recordar que el único problema no son los gases efecto invernadero, no se deben aislar, también está la importancia en la biodiversidad, los bosques, el uso de suelo, entre otros”, concluyó Prado.