La historia de los científicos colombianos se ha caracterizado por estar en el terreno de la austeridad. Esto es, emprender investigaciones en Colombia es todo un reto, no solamente por la tramitología sino también por la escasez de recursos, sobre todo los de largo plazo. Nuestro país lleva décadas tratando de alcanzar el 1 % de inversión en actividades de Ciencia y Tecnología y a pesar de los esfuerzos este horizonte cada día parece más lejano. Un país con tantas necesidades, donde la inequidad es de subrayar, claramente los temas de ciencia y tecnología estarán por lo general confinados al terreno de las buenas intenciones.
Acaba de conocerse un documento muy interesante de la comisión de sabios, quienes proponen una reforma constitucional para llevar el aporte de regalías mineras del 10 % al 25 % y así, en 2028, llegar a 1,2 % de Inversión sobre el PIB. Se sugiere también evitar la atomización de los recursos y esfuerzos, concentrando la estrategia en centros de investigación y en misiones tecnológicas. Para así agilizar la resolución de los tres grandes retos que tenemos hoy: Biodiversidad, la productividad de las empresas y la equidad desde todos los ángulos. A decir verdad, este documento de la comisión de sabios acierta porque entre otras cosas recoge el sentir de muchos que hemos trasegado en el sistema y que hoy vemos grandes retos y oportunidades si nos atrevemos a confiar más en las capacidades locales. La relación Universidad- Empresa-Estado- Startups hoy cobra mayor relevancia que nunca.
Contamos, entonces, con un documento progresista, basta con leer las líneas donde se propone tener una política de adopción y transferencia tecnológica, tema que he propuesto en varias columnas y que creo es fundamental para acelerar el cambio tecnológico de todo nuestro aparato productivo e instituciones colombianas.
El nacimiento del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación es un paso importante para nuestro país. No solamente porque le da la altura que la CTi necesita, sino que de la misma manera le impone un reto inmenso de cerrar las brechas que tenemos frente a Latinoamérica, donde nuestro sistema CTi marca indicadores poco deseables. Pero más allá de eso, el gran reto es despertar a las Pymes colombianas. Ese 95 % de nuestro aparato productivo debe reaccionar con inmediatez a la realidad del mundo tecnológico. De lo contrario la competencia basada en altas productividades, diferenciación y modelos de negocio las sacarán del mercado haciendo que cada vez busquen más subsidios para poder sobrevivir, lo que podría imponernos a un ciclo perverso e insostenible.
El gran reto del nuevo ministerio será transversalizar la innovación en todos los entes del Estado, reunificar los presupuestos de todos los ministerios y entidades descentralizadas para que se pueda armar una sola bolsa común y rediseñar el fondo Francisco José de Caldas.
Felicitaciones al senador Iván Darío Agudelo, liberal antioqueño, gran gestor de este Ministerio y al presidente Duque por haber escuchado el clamor de la comunidad científica y tecnológica de nuestro país. El reto, aunque no parezca, apenas comienza.