Hace un siglo, estaban consolidándose las circunstancias para la finalización de la mal llamada “Primera Guerra Mundial”; primera demostración de que el continente que se creía “civilizado”, no lo era tanto, y en cambio era el campo de batalla de naciones racistas más peligrosas que su periferia, habitada supuestamente por “bárbaros”. Los resultados de esta carnicería, empujaron a los “civilizados” a pensar que el mundo requería configurar un sistema de convivencia regido por valores supuestamente mejores, por ser los de “ellos”, y en el que la guerra era intolerable. Un ejemplo de este espíritu idealista fue la ilusa Liga de las Naciones, que fracasaría rotundamente pocos años después.
En 2019 no estamos al borde de una guerra como la terminada...