2019 pasa a la historia como el año en que se batieron todos los récords de temperatura en la Tierra desde que existen registros confiables. Según la Organización Meteorológica Mundial, los meses de junio y julio fueron los más cálidos desde 1880, y los bajos niveles de hielo en el Ártico y la Antártida también rompieron récords.
Durante el verano, en el oeste y el centro de Europa se presentaron olas de calor cortas, pero sin precedentes, con temperaturas diarias hasta 10° C por encima de las habituales.
También en el verano, en dos tercios del territorio de Estados Unidos, millones de personas tuvieron que soportar índices de calor superiores a los 38°C. En el sur de Francia, la temperatura alcanzó los 46°C.
En los meses de junio y julio se produjeron olas de calor que aceleraron el deshielo de los glaciares. Alrededor de 11 mil millones de toneladas de hielo se derritieron durante un solo día en la capa superficial de Groenlandia: la cifra equivale a 4,4 millones de piscinas olímpicas. Algunos países del hemisferio norte se vieron obligados a interrumpir servicios de transporte como los ferrocarriles debido a los efectos de dilatación producidos por el calor en los rieles.
A fines del verano, en el círculo polar ártico, en territorios de Rusia, Alaska, Groenlandia y Canadá, hubo temperaturas nunca vistas de más de 30 °C y los incendios arrasaron más de 4 millones de hectáreas de bosques, una medida equivalente a unos 100 mil estadios de fútbol. Las llamas y el humo alcanzaron tales dimensiones que se podían ver desde el espacio extraterrestre.
En Kuwait, los termómetros batieron un nuevo récord mundial: 63°C, la temperatura más alta registrada hasta hoy en el mundo. Mientras los termómetros subían, las personas se deshidrataban y las palmeras se incendiaban sin que nadie les prendiera fuego.
En Australia, en diciembre, según la agencia meteorológica australiana, se presentó el día más caluroso desde que existen registros. La temperatura media máxima subió a 40,9 °C. Al mismo tiempo, en la costa oriental se desataron incendios en los que se han quemado más de 1,2 millones de hectáreas, han ardido casi 700 viviendas y han muerto seis personas.
Pero 2019 también ha sido un año de reflexiones sobre el cambio climático. Tal vez la más importante ha sido el estudio publicado por la revista BioScience, y firmado por más de 11 mil científicos, que revisa la información recopilada en los últimos 40 años sobre el cambio de temperaturas en el planeta, la pérdida de masas de hielo en los polos y el impacto de la producción de energía en el medio ambiente.
Los científicos advierten sobre un «incalculable sufrimiento humano» si no se frena el cambio climático e identifican varias acciones impostergables para lograrlo, tales como el reemplazo de los combustibles fósiles con energías renovables bajas en carbono; la reducción rápida de las emisiones de metano y otros contaminantes climáticos de corta duración; la restauración de ecosistemas como bosques, praderas, humedales y manglares, y el cambio de la dieta humana ―consumir menos productos animales y comer más verduras― para reducir las emisiones de metano y liberar tierras agrícolas para el cultivo de alimentos humanos en lugar de alimentos para el ganado.
Otro estudio importante ha sido el de la biodiversidad ―realizado por la Plataforma Intergubernamental en Biodiversidad―. Este advierte que un millón de especies animales y vegetales se encuentran en riesgo de extinción y muchas de ellas habrán desaparecido en las próximas décadas, a menos que haya un cambio radical en los métodos de producción y consumo en el mundo.
¿Serán estas evidencias suficientes para que nos unamos a la lucha por mantener la vida en la Tierra, nuestro único hogar?.