Por Juan Camilo Quintero M. - @JuanCquinteroM
Inicia febrero y ya empiezan a sonar las diferentes candidaturas en Antioquia y Medellín. Con un país que se debate en escenarios de cambio y con una incertidumbre creciente, sin duda lo regional tendrá una importancia capital en lo que viene. El papel de los ciudadanos será muy importante si queremos enderezar el rumbo. Hoy más que nunca se buscan políticos locales que sean capaces de buscar propósitos superiores y que a través de sus planes logren materializarlos, líderes que tengan la capacidad de volver a unir Empresa- Universidad- Estado, verticales e inquebrantables en sus valores, que construyan sobre lo construido, sin egos, reconociendo lo bueno del pasado y no menos importante, que sean capaces de retomar la planeación del territorio.
Algo que caracterizó a Medellín y Antioquia fue su planeación colectiva y sus centros de pensamientos, cuando la ciudadanía, dirigentes y la intelectualidad repensaban el hacer territorial y, los gobernantes, navegaban en rutas donde la mayoría coincidíamos. Cómo no recordar Antioquia Visión Siglo XXI, el PLANEA, los esfuerzos conjuntos por la No Violencia, los estudios de planeación territorial del Área Metropolitana, los modelos de ciudad compacta y los nodos subregionales en Antioquia, todo pensado para proyectar el desarrollo y bienestar de la región.
Sin embargo, es momento para la reflexión, para volver a soñar que Antioquia y Medellín pueden trabajar unidas, que nuestros gobernantes, a quienes elegimos por ser hombres o mujeres ejemplares, tengan la valentía de dejar sus diferencias personales y, con grandeza, piensen en que se necesita una Antioquia unida. Tal vez la estrategia de algunos es dividir, señalar, generar odio, continuar disminuyendo el capital social que tanto nos ha costado construir, sin embargo, en estas elecciones que se avecinan, no podemos fallar, la oportunidad será única y no podemos darnos el lujo de equivocarnos.
Tenemos la posibilidad de alcanzar una mejor sociedad si nuestras instituciones continúan fortaleciéndose, si hacemos cumplir la constitución y la ley, si la academia vuelve a ser un motor que jalone la academia, desarrolle y partícipe de las decisiones buscando encontrar la verdad, si todos como ciudadanos nos comportamos de manera civilizada en la diferencia y somos capaces de aceptar unas normas mínimas de convivencia. Es el momento de la pedagogía, de volver a exaltar a personajes inspiradores de la ciudadanía, es la oportunidad para que ciudadanos altruistas y generosos presten sus servicios a la política local y regional. Tal vez, es el momento para exigir rigurosidad y profundidad técnica frente a los debates de ciudad-región, y así tener los elementos suficientes para poder elegir a los mejores. Teniendo siempre en el horizonte que Antioquia y Medellín son inseparables, son propósitos superiores y, como tal, deben unirse de nuevo.