Por Andrés Duque GutiérrezFundación Universitaria Luis AmigóFacultad de Com. Social, 10° semestreduquegandres@hptmail.com
Hace poco presencié uno de los actos más humillantes que cualquier ser humano -honesto y trabajador- puede sufrir. Un criminal que se movilizaba en una motocicleta invadió el andén en plena Avenida del Ferrocarril, para amedrentar, amenazar y humillar a una vendedora de papas criollas que se había retrasado en el pago de la cuota que ellos llaman “vigilancia”, pero que no es más que una extorsión basada en amenazas de muerte para el que no aporte.
La víctima no solo fue la señora, sino también un hombre de edad que también se ubica sobre ese mismo andén a vender minutos a celular y bombones. De lejos observé al hombre vaciar...