Por Adriana M. Cardona López- opinion@elcolombiano.com.co
El árbol de café, creación que hace parte de la naturaleza, nos muestra su resistencia, rigidez, estabilidad y homogeneidad, en la que sus bondades se entre mezclan. A la vez, el cambio social y la filosofía de la construcción de vivienda nos desafían globalmente.
Hoy vemos como a nivel nacional e internacional un modelo nuevo de vivienda construida con cáscaras del árbol de café es una realidad. Resistente a la humedad y con una historia de construcción donde la reutilización, la tecnología y la innovación se unen en pro del medio ambiente de una forma honesta.
La emergencia climática nos trazas retos que nos hacen soñar y nos muestran que estos desechos generados del soqueo del arbusto son una opción versátil y amigable con el medio ambiente.
Los vacíos jurídicos retan el Estado a tener políticas definidas, ya que no existe aún una regulación para exportarla y comercializarla internacionalmente de una forma clara. Así como tampoco para reutilizar la madera del café que, con su alta densidad y su dureza, nos puede trasladar a un mundo donde el diseño y la innovación sean una real solución ambiental.
Sería el momento oportuno para avanzar en esta materia y entrar en la cultura de la vivienda sostenible. Soñar con un planeta donde se cambie la cultura de tomar, hacer y desechar por una donde prime la ética y el respeto hacia esta casa que llamamos Tierra