Por Robinson Meneses Hoyos *
Los jóvenes de Medellín son la cuarta parte de la población total de la ciudad. La diversidad es evidente, lo vemos en las calles, en las conversaciones entre amigos, o en los espacios que vienen emergiendo para conocer sus reflexiones y propuestas.
Y aunque esa fuerza joven nos ha mostrado referentes poderosos en la ciudad, este grupo poblacional ha sido uno de los más afectados en algunos de los temas sociales y económicos. De acuerdo con el Informe “¿Cómo va la calidad de vida de los jóvenes en Medellín y el Valle de Aburrá?” de Medellín Cómo Vamos, los jóvenes y especialmente las mujeres jóvenes han presentado históricamente los mayores retos en términos de empleabilidad. En 2020, la tasa de desempleo juvenil alcanzó 27% para el Valle de Aburrá y 27,4% para Medellín urbano, cifras superiores a lo registrado en 2019 cuando fue de 19,2% y 18,5%, respectivamente.
Los resultados del informe señalan la importancia de focalizar acciones en la población joven para impulsar de forma contundente la reducción de las desigualdades, el poder de la educación es vital y debe ser la primera preocupación de la sociedad. Los jóvenes del Valle de Aburrá que continúan sus estudios después de secundaria registran menores niveles de desempleo. En 2020, quienes tenían hasta secundaria completa registraron una tasa de desempleo de 30,3% y para los que tenían un nivel tecnológico y profesional, fue de 21,3% y 16,4%, respectivamente.
Proantioquia, Comfama y Fundación Mi Sangre creemos y apoyamos esa fuerza joven. Por ello, venimos promoviendo el diálogo entre jóvenes y empresarios como una plataforma de conversación, generación de confianza e ideación para la construcción de acciones colectivas entre el sector empresarial y los jóvenes alrededor de temas retadores: arte y cultura; educación, empleo y emprendimiento; liderazgo juvenil; salud mental; empresa y valor social. Con ese propósito hemos estado trabajando en los últimos meses a través de callejeadas por la ciudad y la instalación de mesas de trabajo permanentes.
En los recorridos por los barrios de Medellín hemos sido testigos de esta fuerza para transformar y ser referentes en sus territorios. Se ve a través de “El Tigre” con la biblioteca comunitaria Bibliocielo, con Jeihhco y Casa Kolacho o con Andrea y Cafecito Político, quienes trabajan con otros jóvenes en estos proyectos potentes. Tres ejemplos de liderazgo, entre tantos que hemos visto y en los que la cultura y la educación son fundamentales por su importancia para entender mejor los contextos, de dónde venimos y en dónde deberíamos enfocar nuestros esfuerzos.
No podemos olvidar que los jóvenes tienen en sus manos el poder del liderazgo y de participación y la mayor alineación con temas en beneficio de la comunidad, es decir, enormes potencialidades para desarrollar plenamente sus proyectos personales y en colectivo. Los jóvenes entre 18 y 25 años son uno de los grupos de edad que más participan en actividades prosociales y a través de sus expresiones por medio de la cultura, de organizaciones juveniles y de muchas otras, han ido fortaleciendo su lugar en la ciudad, una voz latente que hoy escuchamos con gran fuerza y que debe ser el motor para impulsar nuevos liderazgos.
El reto está en seguir construyendo con ellos y ellas para que ese compromiso con lo social y el gran conocimiento del territorio tengan un lugar cada vez más presente en las acciones y decisiones que moldeamos conjuntamente para avanzar en el desarrollo de la región
*Equipo plataforma Jóvenes y Empresarios en Proantioquia y en Medellín Cómo Vamos