Brasil representa hoy todo lo que es el continente latinoamericano. Es un microcosmos que encierra los triunfos y los fracasos, el crecimiento económico y la recesión, la esperanza y el desaliento. Durante la última década fue el estandarte del mundo emergente, la locomotora orgullosa de los que no tenían voz ni en los mercados ni en la geopolítica y ahora, en un estruendoso proceso, trastabilla antes de caer. Su golpe será duro y el sismo moverá la tierra bajo nuestros pies.
Aunque históricamente a los brasileños les ha costado una enorme dificultad sentirse parte de ese grupo extraño que es Latinoamérica, lo cierto es que los discursos nacionalistas y reivindicativos de este siglo XXI tomaron a Brasilia como un ejemplo de desarrollo. Y ellos,...