En 1678, el filibustero francés Alexandre Exquemelin publicó en holandés la primera edición de su libro autobiográfico «Piratas de la América». En él, este hugonote que acabó en Tortuga ejerciendo de cirujano circunstancial, de bucanero ocasional y finalmente de pirata a las órdenes de Morgan y el Olonés, desgranaba el oficio de la Cofradía de los Hermanos de la Costa y lo lucrativo del mismo. Si Exquemelin viviera hoy, a buen seguro se habría enrolado en alguno de los grupos de «hackers» que se dedican a la versión 2.0 de su desempeño: la ciberpiratería. En vez de perseguir doblones o lingotes de oro, exigiría Bitcoins, la moneda virtual en la que sus sucesores exigen el pago de rescates. En lugar de un sable y una pistola, cargaría un teclado...