Por José Miguel Londoño B.
Instituto Técnico Metropolitano (ITM)
Administración tecnológica, semestre 8
miguellondono7@gmail.com
Es difícil determinar hasta dónde el perfil profesional impide nuevas oportunidades o si existe otra causa, en los tantos rechazos recibidos en mi búsqueda, queriendo descifrar qué sale mal. Contadas entrevistas y fatigantes sesiones psicológicas, percibía una exclusión social fruto de las características antioqueñas, creyendo ser el único.
Facilidad para la oratoria, años de experiencia y otras cualidades parecieron no ser suficientes. Analicé el entorno de donde era citado, personas que compartían similitudes más allá de lo profesional, algo físico, las mejores empresas y posiciones que parecen tener una debilidad para la atracción del talento humano, lo veía y lo comprobaba. Esa piel trigueña no era suficiente para aquellos ambientes donde las barbas, cejas densas o los cabellos teñidos abundaban, sumándole mi orientación sexual, llegue a culpar esto de la falta de oportunidad, lo desmentí, al ver a mi par laborando allí pero con arraigos ancestrales claramente diferentes o bendecido.
La belleza ha sido compañera fiel de esta cultura de las montañas, se vuelve innegable como parte del atractivo laboral, expresiones que suavizan el arraigo por lo llamativo se oyen en el común: “Es muy tesa pero desarregladita...”. Sin dicha Gracia combinado con recursos que impidan una ayuda bajo la ciencia del quirófano, nos volvemos menos comerciales, ahí bajo finitos remedios por engrosar mis cejas o hacer lucir mejor la piel, llegué a sentirme mal por ser un “falso paisa”, nacido en el Occidente, de un mestizaje entre las montañas y el calor, sin el suficiente carisma para conquistar a aquella psicóloga de mi trabajo soñado.
Desde el nuevo empleo aún lo percibo: los ascensos siguiendo un patrón casi natural y verificando que este fenómeno tiene un alcance Latino. Queremos convertirnos en naciones de rasgos caucásicos, equiparándolo casi al nivel del buen desempeño o las buenas prácticas, supe que el cambio es lento, demostrar que los adonis no son los únicos capacitados y que la percepción en las entrevistas laborales no solo se da por los ojos, la confianza hace parte de los ítems que reducen el abismo entre quienes la naturaleza les facilitó aspectos de su vida y entre quienes doblegamos ese destino evitando preguntar si me veo tan bien como mis futuros compañeros.
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