Aceptémoslo: un altísimo porcentaje de la gente nacida en este país, roba. Roba con ocasión o sin ella. Las noticias de los últimos años así lo demuestran. Yezid Arteta, en su última columna en Semana, pone el reflector sobre los “megadelincuentes” de estrato 6. Antes, el robo era un “oficio” desempeñado por gente de las barriadas; pero, la gran tragedia de Colombia es que la clase “dirigente” ha escalado el “oficio” a niveles más rentables, esquilmando los dineros públicos. Han saqueado al país cual horda de ratas.
Además, ahora, el asunto ha cooptado otros niveles. Algunos, en la clase media, donde están concentradas las esperanzas de futuro social, se han dejado obnubilar por el maléfico asunto. Menciono un caso de afán: en la biblioteca de...