La luz es un referente bíblico frecuente. En el Génesis (1,3) es lo primero que Dios crea; en el Éxodo (13, 21), una columna de fuego ilumina de noche al pueblo en el desierto; los profetas se refieren al Mesías con la imagen de la luz (Isaías 9, 2-7), los salmos invocan a Dios como luz y salvación (27, 1), los libros sapienciales describen la sabiduría como luz que vence las tinieblas de la insensatez (Eclesiastés 2,13), y en el evangelio de Juan y las cartas de Pablo la luz es un tema central.
En el Evangelio de Juan, durante la Fiesta de las Tiendas, celebración que con las carpas evocaba el camino por el desierto y en la que con antorchas se velaba cantando y danzando, Jesús proclama: “Yo soy la luz del mundo; quien me siga no caminará en...