Durante los dos últimos años he desarrollado un ritual que me ha traído muchos beneficios. Los últimos días de diciembre voy a SoHo House en Miami Beach con mi cuaderno de notas, marcadores de varios colores, y unos libros. Me dejo acariciar por la brisa que llega desde el mar, y me pongo a reflexionar sobre el año que está por cerrarse y dibujar las líneas de lo que quiero crear para el año que se viene.
El proceso es muy simple. Primero identifico los eventos, las decisiones, y los logros que he vivido durante los últimos doce meses. Segundo, reflexiono sobre los criterios, los valores, y los principios que han determinado mis decisiones, y examino cuánto he estado viviendo alineado con mi propósito superior y mis objetivos. Entonces, determino...