No es por contar plata delante de los pobres pero sobreviví a una semana sin internet. Nada de noticias; dieta total de correos electrónicos.
Las noticias trataban de meterse por debajo de la puerta. Las tenía que sacar a las reverendas patadas. Si el mundo se hubiera acabado no me habría dado cuenta.
Esa gloriosa semana el hombre siguió pateando la lonchera de la vida. El inameno pato Donald Trump, a punta de trinos, se mantuvo en su idea de hacer del mundo un lugar menos amable.
Y este pecho desentendido, oyendo el trinar de los pájaros que no se sientan a esperar aplausos. La época que vivimos nos impone estar informados al segundo. Llegará el momento en que primero se conocerán las noticias: los hechos vendrán a corroborarlas.
A veces pienso...