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En esta columna escribimos recientemente sobre el proyecto del Parque del Río, compartimos la idea que este es de avanzada, cambiará la faz de la ciudad y creará más zonas verdes para el esparcimiento ciudadano, de paso, se le dará protagonismo al río Aburrá dentro de la comunidad de Medellín; también expresamos que coincidimos con especialistas en temas de ingeniería, que sostienen que el proyecto en esta fase y en las otras posteriores tiene implícitos una serie de riesgos de carácter técnico y económicos que la administración municipal debe tener en cuenta con el fin de evitar sobrecostos y prórrogas en su ejecución, por los inconvenientes constructivos que se puedan presentar dadas las características de la obra.
A fines de enero del presente año se adjudicará la construcción de la primera fase del proyecto que se desarrollará en la margen occidental del río, en un tramo de 400 metros en la Autopista Sur, entre el puente Guayaquil y La Macarena; se presentaron tres propuestas, todas ellas lideradas por empresas foráneas y en dos de ellas incluidas compañías colombianas como coequiperos, en razón de que los requisitos fijados en los pliegos limitaban la presentación de empresas nacionales independientes, por la exigencia de experiencia demostrada en la ejecución de este tipo de proyectos.
Los riesgos que se han esgrimido consisten en que en las tres propuestas que suman cada una cerca de 170 mil millones de pesos con un plazo de ejecución 11 meses, expertos, quienes se lo han expresado a la administración municipal, han considerado que es muy corto el plazo, porque pueden presentarse retrasos por las contingencias que existen al desarrollar un proyecto tan cercano al río, en donde el nivel freático, las crecientes en temporada invernal y la presencia de los colectores de aguas residuales, pueden generar problemas durante la construcción; así mismo el proceso constructivo, según lo expresan, sería técnicamente imposible de realizarlo en el plazo estipulado, porque deberán desplazarse vigas de 30 toneladas desde los sitios de prefabricación y e izarlas en el sitio de la obra.
Ya existe un antecedente en el contrato de los estudios técnicos de este proyecto, porque el único proponente y adjudicatario acordó el plazo de 7 meses también fijado en los pliegos y debió solicitar prórrogas en tres oportunidades, en razón de que los diseños contemplados en el concurso arquitectónico, presentaban algunas dificultades de tipo técnico que deberían ser resueltas. No dudamos que las firmas licitantes tendrán en cuenta dichas contingencias, porque la ingeniería moderna y los sistemas constructivos pueden resolverlas, lo que preocupa es que se programen las obras en un plazo que no permita el desarrollo adecuado, y deban presentarse prórrogas que muy posiblemente incrementarán los costos, podrían generarse problemas contractuales o simplemente prolongarán el impacto negativo que generará la obra en la comunidad, por tratarse de un corredor de movilidad fundamental para la vida diaria de la ciudad.
Por todas estas razones y para darle trasparencia al proceso, consideramos que es importante que exista la posibilidad de establecer una veeduría ciudadana por parte de una institución, que tenga capacidad de conocer los procesos técnicos y contractuales, para que la obra se desarrolle de acuerdo a los resultados esperados y se garantice la correcta ejecución de este proyecto bandera del Alcalde.
