Por Sara Marín Valencia
Universidad de Antioquia
Periodismo, 6° semestre.
saralejandramarin@gmail.com
El 21 de noviembre fue una fecha significativa que según algunos políticos y expertos marcará el cambio de la participación ciudadana en Colombia y pasará a la historia. Un día en el que miles de personas decidieron salir a las calles en todo el país y alzar su voz en contra del actual gobierno, anunciando un gran paro nacional, que cumple ya más de un mes.
Un mes en el que la participación ciudadana no ha disminuido y se ha tomado diferentes espacios para seguir demandando una respuesta ante la desesperación de un pueblo que no ha sido escuchado y se ha cansado de ver como corren ríos de sangre por nuestro territorio nacional.
El panorama es desalentador, son muchos los motivos por los cuales se realiza la protesta social: asesinatos de líderes sociales, cumplimiento de los acuerdos de paz, asesinato de integrantes de comunidades indígenas y ex integrantes de la antigua guerrilla de las Farc, fortalecimiento de grupos ilegales en departamentos como el Cauca, corrupción, vulneración de los derechos humanos durante las marchas...
Quizá en los motivos que acabo de mencionar falten mucho más y aun así lejos de encontrar lo que el gobierno ha llamado “pacto nacional” la ciudadanía se ha topado con un gobierno al que le cuesta escuchar los pedidos de su pueblo.
Un gobierno que ha sido incapaz de crear puentes de comunicación con los líderes del paro nacional, un gobierno que aun estando en un punto crítico de desfavorabilidad, prefiere hacer caso omiso a los llamados, hacerse el sordo.
El apoyo a las protestas sociales ha sido increíble, pero los detractores también han sido muchos y se han dedicado a estigmatizar las personas que salen a marchar o apoyan el paro desde las redes sociales como “vándalos”, “terroristas”, entre otras palabras desubicadas que pierden fuerza a la hora de pedir argumentación.
Pero la lucha sigue en pie, tal como se demostró el 22 de diciembre en Medellín, donde se escucharon cantos, trovas, hip hop, se hicieron performances, el espectáculo fue sorprendente, el uso de la creatividad maravillosa, todos estos esfuerzos para demostrar que las exigencias siguen vigentes, que el cansancio no es nada cuando se pide por el bienestar de todo un país. El pueblo ha despertado y no se piensa callar hasta ser escuchado ¿Faltará mucho para esto?.
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