Por Jairo Humberto Restrepo Z.
Por Jairo Humberto Restrepo Z.
@jairoudea
En la construcción del Plan Nacional de Desarrollo 2019-2022 se generó la expectativa de construir una visión de largo plazo para el sistema de salud mediante un pacto “que permita que todos los agentes del sistema de salud y la sociedad civil, de manera concertada y a través de compromisos claros, se apropien del sistema como uno de los aceleradores para la movilidad social y la equidad”. Aunque ya faltan dos años para concluir su ejecución, aún es posible y debe asumirse como un imperativo ante la coyuntura, de modo que el sector privado y la academia pueden ejercer un liderazgo clave y pedir al Gobierno un proceso de diálogo para generar propuestas encaminadas a contar con un mejor sistema de salud, eficaz y sostenible.
En medio de las fortalezas y los logros alcanzados en las últimas décadas se necesita un cambio estructural, de manera especial para fortalecer la salud pública y hacer realidad el acceso universal. Cuatro asuntos claves para una discusión sobre el futuro:
Fortalecimiento de la rectoría y la salud pública. Durante los primeros meses de la pandemia se ha evidenciado la necesidad de un mayor financiamiento para mantener vigorosas unas actividades que deben ser tratadas como bienes públicos. Es el caso de la vigilancia epidemiológica y las pruebas de detección y diagnóstico. Además, persisten fallas de coordinación entre agentes del sistema, principalmente entre direcciones territoriales de salud y EPS, y entre los distintos niveles de gobierno. Si todos somos parte del sistema, este debe actuar y garantizar derechos y resultados sin importar a qué EPS estemos afiliados ni en qué territorio nos encontremos.
Vigilancia y control de la oferta hospitalaria. La desigualdad de la oferta hospitalaria entre regiones, de manera especial en los niveles de mayor complejidad y específicamente las unidades de cuidado intensivo (UCI), sumado a los incentivos de los prestadores para ofrecer disponibilidad de camas, exige una profunda reflexión sobre la lógica que deben seguir estos servicios y la remuneración del talento humano. Es necesario contar con un modelo de vigilancia a cargo del Estado, en el marco de lo establecido en la Ley Estatutaria de Salud sobre el goce del derecho a la salud, incluyendo la financiación pública de cierta disponibilidad.
Innovación en modelos de atención. La pandemia también representa oportunidades o exige soluciones. Es el caso del tratamiento de enfermedades no covid, en particular las crónicas y la salud mental, que se encuentran en riesgo de bajar su control, con consecuencias graves sobre la situación de salud. Sumado al temor para acudir a los servicios de salud, es hora de acelerar la adopción de las TIC en los modelos de atención en salud y contar con atención en casa, incluyendo entregas de medicamentos y toma de muestras.
Garantizar la cobertura y la sostenibilidad financiera. Entre las ganancias del sistema de salud colombiano están la cobertura universal y la protección financiera. Un mayor desempleo y la reducción del ingreso constituyen una prueba sobre las ventajas del seguro público, pues sin importar sus condiciones las personas deben mantenerse cubiertas. Eso sí, se agranda el reto de la sostenibilidad financiera, siendo necesario continuar diversificando e incrementando fuentes de recursos, especialmente impuestos generales, insistir en impuestos específicos como los propuestos para las bebidas azucaradas, y concebir estrategias audaces para mejorar la eficiencia .
*Profesor, Facultad de Ciencias Económicas Universidad
de Antioquia