Fabián Quintero Valencia*
Aceptando los inescrutables designios de la Divina Providencia, es imposible ocultar nuestro inmenso dolor frente a los absurdos y sorpresivos hechos que nos privan de la presencia material de Sergio Ignacio Soto Mejía, el líder, el empresario, el siempre leal, el amigo de todas las horas.
Su empuje arrollador lo llevó a escalar distintas posiciones en Medellín, Antioquia y Colombia, pues supo interpretar en cada paso los anhelos de una sociedad a la que deseaba servir con devoción, y a la que se entregó sin reservas para ayudar a forjar pasos importantes en beneficio común.
Sergio Ignacio Soto vivió para servir. Actuaba con seguridad y eficacia en los distintos encargos que le entregaba la vida para que pusiera en ejecución sus talentos. Pero lo que indudablemente marcó su derrotero vital fue su capacidad de dirigente gremial. Porque Sergio Ignacio, por la precisión de sus palabras y conceptos, por el conocimiento de los temas y porque nunca utilizó cartas marcadas, era una persona que se ganaba la confianza, simpatía y respeto de sus interlocutores.
* Presidente de Tax Individual, expresidente de la junta directiva de Fenalco Antioquia.