Por Patricia Cárdenas Zuluaga
Los políticos que son atacados o simplemente criticados encuentran unas fórmulas que devuelven en forma de frases, eslóganes que se convierten en lugares comunes con el paso del tiempo. Todo el que no estuviera de acuerdo con el proceso de paz en el gobierno de Juan Manuel Santos era “enemigo de la paz”. Quien no estuviera conforme con la Seguridad Democrática de Uribe era “narcoguerrillero de lafar” o cómplice. Quien se sintiera asqueado por la narcocorrupción del samperismo en el gobierno del Elefante era “conspirador”. Quien critique a Petro es “de las mafiassss”, quien lo haga con Fajardo es “corrupto politiquero”, quien lo haga con Luis Pérez es “de cerebro chiquito”, etc.
Ahora el alcalde de Medellín Daniel Quintero también sale con frases de cajón para estigmatizar a quienes reprueban su politiquería y sus abusos: el omnipresente GEA, como un fantasma que todo lo controla pero a quien él le quitó sus prerrogativas, los politiqueros de antes (pues lo que lo acompañan a él sí son buenos), los que eran dueños de Medellín y que parece que ya no lo son porque nos han salvado los jóvenes buñuelos de la nueva paila quinterista... Palabras que no anulan los hechos, y que no cambian las realidades que nos parecen penosas.