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L’etat cést moi, frase atribuida al rey Luis XIV en Francia para expresar que la persona del monarca encarna al Estado, pues es dueño absoluto de los individuos y de los actos de las autoridades. Con la Revolución Francesa surge un cambio profundo en la razón del Estado. El racionalismo jurídico y social da origen a la independencia de la ley y autonomía del juez. La ley, y por tanto las tareas del Estado, dejan de ser expresión de la persona del monarca, para convertirse en actos objetivos expedidos por el órgano competente, con capacidad para obligar a gobernantes y gobernados. Nace el Estado de derecho, es decir, el Estado sometido a un ordenamiento objetivo.
Con el surgimiento de los movimientos sociales y el desarrollo del intervencionismo de Estado se afianza el concepto de Estado social de derecho, que actúa para la defensa de los derechos del individuo, pero sujeto a reglas objetivas que constituyen el derecho.
Distintas situaciones políticas y sociales han ensombrecido el concepto de Estado de derecho; las dictaduras de izquierda y de derecha y los populismos de distinta tendencia ideológica, parecen adelantar una extraña lucha contra el Estado de derecho, pues el dictador de turno considera que encarna la verdad del orden jurídico estatal.
Además, la forma como vienen desarrollándose distintos hechos políticos y sociales, plantea una nueva y peligrosa disyuntiva: la existencia de sociedades con derecho, pero sin Estado, es decir, sin instituciones capaces de hacer realidad el derecho formulado. Un reto duro para los estudiosos del derecho, quienes amplían sus discusiones teóricas sobre cuál debe ser la concepción moderna del derecho, mientras ven surgir a su alrededor un estado de cosas que busca hacer imposible la aplicación práctica del mismo.
En este sentido, puede ser tan grave la situación que se vive en Venezuela, como la que se experimenta, por ejemplo, en Colombia. En Venezuela hay un régimen que desconoce el derecho, pero trata de construir su “Estado de derecho” a través de las decisiones de una asamblea constituyente ilegítima y un tribunal constitucional subyugado. En Colombia hay un Gobierno cuya cabeza respeta el Estado de derecho, pero al interior de sus instituciones, como el Congreso, la Fiscalía y otras, se observa un preocupante y creciente irrespeto por las reglas propias del Estado de derecho.
Puede haber derecho, pero no Estado de derecho cuando se expide una ley de depuración de normas con la finalidad de favorecer a ciertos funcionarios sobre quienes recaen serias acusaciones penales. No puede haber Estado de derecho cuando una mujer es agredida, los órganos competentes no le reciben su denuncia, más aun, le recomiendan no denunciar o cuando Medicina Legal se niega examinarla dizque por falta de tiempo, y los ejemplos son muchos (muerte de líderes sociales, despojo de tierras).
En Venezuela, el dictador trata de crear su propio derecho. En Colombia una serie de servidores corruptos tratan de destruir la práctica del derecho. ¿Qué es más grave?.
