Un país es como un barco de gran calado. Manejarlo no es fácil y el propósito de su tripulación es llevarlo a buen puerto, solventando tormentas y monstruos marinos que aparecen en el agua.
Pero la cosa cambia cuando el barco se llama Colombia, porque el capitán y su equipo ven tan borroso el frente que es milagro aún no haberse dado contra un iceberg o acantilado.
Históricamente, la tripulación del barco Colombia se ha negado a ir donde el oftalmólogo a ver si unas gafitas le mejoran su visión. Es como si el capitán y su equipo le sacaran el cuerpo a hacer las vueltas necesarias para que la EPS les autorice la consulta.
Todas las semanas algo termina demostrando lo muy borroso que ven. La implementación de los acuerdos de paz lo demuestra. Esa...