Presidente Duque, salud.
Bien por devolverle la condición de pecado íntimo al consumo de maracachafa. Meterse un cacho tenía mucho de trasgresor, dicho en la jerga de los socialbacanos.
En esa prohibición estaba parte del glamur. Actualmente, cualquier perico de los palotes es marihuanero público. Hay incontinencia cannábica.
Si Marañas le ordenó a la luna irse a alumbrar a los pueblos cuando llegó la luz, su decreto sobre decomiso de la dosis mínima obliga a meterse el pucho tejas adentro.
Le faltó un parrafito al decreto que autorice el marihuanerómetro que mida el grado de yerba que lleva en su disco duro el bípedo que conduce carro o moto. Nos ahorraríamos muchos accidentes. El aparatejo medidor se vende en California. Descuentos por pronto...