De Navidad me regalaron un libro absolutamente pertinente para estos días: “No sufrir compañía, escritos místicos sobre el silencio”, de Ramón Andrés, un escritor español que ha escrito artículos bellísimos sobre música y literatura. Y digo pertinente porque si algo se respira en diciembre es ansiedad, es movimiento, es la angustia de que el tiempo no alcanzará, hay tantas cosas que comprar, tantos compromisos que cumplir pero, sobre todo, hay tanto ruido, tanta bulla en todas partes.
En nuestra sociedad damos por sentado que el ruido es sinónimo de alegría. Si no hay música a todo volumen, algunos piensan, no se puede pasar bueno. Hay que beber, hay que bailar las mismas canciones para que el año cierre como tiene que cerrar.
Pasan las chivas...