La protesta es una de las manifestaciones de una democracia real, así sea imperfecta, y la defensa de ese derecho no está en discusión, siempre y cuando sea pacífica, no afecte los derechos de los demás y esté autorizada, no solo “anunciada” por los manifestantes. El anuncio no es autorización. Que un ladrón le diga a uno antes de quitarle las cosas que “esto es un asalto”, no significa que quedó autorizado para hacerlo.
Para que la protesta estudiantil no parezca un berrinche de niños formados por una universidad que no educa para construir sino que entrena para exigir y reclamar, debe haber coherencia entre lo que se pide y la forma como se hace la solicitud. Para ser creíbles también deben ser responsables de lo que hacen, de lo que dejan...