Por Juan Camilo Amaya Santos
Universidad Nacional Sede Bogotá
Facultad Economía, semestre 1
juancamiloamayasantos@gmail.com
Uno de los temas más referenciados a la hora de hablar sobre procesos extractivos en el Amazonas es el caucho, la triste savia que desangró la selva, la comunidad indígena y el país. Sin embargo, retroceder antes del auge cauchero implica encontrarse en una laguna bibliográfica: ¿qué es este apartado de la historia previo al caucho para la Amazonia?
Justo antes de que quebrantara la región, se encontraba en auge la exportación a Europa de una de las grandes maravillas que brindaba el piedemonte al mundo, el “cara chucchu” para los aborígenes, la Chinchona o Quina para los expedicionarios botánicos. Eficaz para el tratamiento de la malaria, descubierta y redescubierta desde el siglo XVII, pasando por las expediciones de Mutis y La Condamine. Sin embargo, fue a mediados del siglo XIX cuando su extracción llegó al auge exagerado, teniendo consecuencias en la configuración social del piedemonte amazónico.
El impacto fue notable, la colonización del piedemonte trajo al amazonas colombiano actividades no experimentadas antes como la ganadería y el cultivo de pancoger, la puerta de entrada del caucho unos años después, con consecuencias ambientales y sociales que marcarían la historia colombiana. La quina se vio agotada en todas sus especies en Bolivia, Ecuador y Colombia, y caería tras la adaptación de la semilla en países asiáticos, lo que quebró la producción.
Sobre las ventajas de este auge se puede hablar limitadamente; la llegada de población colona a la región traería avances fronterizos que luego serían reforzados en causalidad de la guerra colombo-peruana. Sin embargo, implicó una ruptura de la relación comercial del piedemonte con comunidades andinas y amazónicas, además de la entrada de nuevos comercios.
El país entonces experimentó los primeros auges de economías extractivas en su territorio como país independiente de la corona española; sin embargo la relación costo-beneficio pareció dar un saldo negativo; una región desangrada a cambio de unas ventajas económicas y de desarrollo diminutas, llamado de atención a la constante dependencia del comercio exterior colombiano a la extracción de materias primas y las desventajas notables de este modelo al desarrollo de una industria y un valor agregado de los recursos, porque Salento no es eterno y al petróleo escaso, no hay promesas presidenciales ni acato.
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