Hubo un tiempo en el que a las cosas que están adentro de los libros se les empezó a llamar literatura. Hubo un tiempo en el que a la palabra Literatura se le puso una L mayúscula. Hubo un tiempo en el que los géneros literarios eran estanterías y si esto no cabía aquí ni acá entonces no era Literatura. Hubo un tiempo en el que los escritores escribían aislados. Hubo tiempo para construir las torres para que los escritores escribieran aislados las cosas que están adentro de los libros. Hubo un tiempo en el que gente correteaba gansos para que los escritores escribieran con plumas de ganso. Hubo un tiempo en el que las historias tenían un inicio, un clímax y un final. Hubo un tiempo en el que los finales eran felices o tristes. Hubo un tiempo para inventar los pañuelos de tela para los finales tristes. Hubo un tiempo en el que se inventó la tercera persona, como la que está adentro de la Biblia. Hubo un día en el que la tercera persona omnisciente creció y se dio cuenta de que también podía decidir qué soñaban los personajes y les dio miedos y luego les dio peores miedos y peores pesadillas y así se reía. También hubo un tiempo para darse cuenta de que la primera novela con una flamante tercera persona no la escribió un hombre de cuyo nombre no quiero acordarme sino una mujer. Hubo un tiempo en el que a esa escritora japonesa niña se le cayó su primer diente y hubo un tiempo en el que a esa escritora japonesa joven se le ocurrió escribir la primera novela. También hubo un tiempo en el que la silueta de una monja fue el primer mapa de América Latina y hubo un tiempo en el que las niñas que compraban mapas de América Latina no sabían que esa era la silueta de una monja. Hubo un tiempo de no creer que se podía escribir las cosas que están adentro de los libros o de los periódicos porque no se es un hombre blanco. Hubo un tiempo para escribir cosas impublicables y tener la tranquilidad de que todo eso nunca iba a salir. Hubo un tiempo de no creer que siendo mujer se podía escribir algo que está adentro de un libro y que no sea una voz en tercera persona omnisciente que lo sabe todo ni sea una historia con inicio, clímax y un final triste o feliz.