En junio de 2016, le oímos decir al expresidente Juan Manuel Santos, en Medellín, ante el Foro Económico Mundial: “Las Farc están preparadas para comenzar una guerra urbana más demoledora que la guerra rural, si fracasa el proceso de paz que mi gobierno mantiene con esa guerrilla, desde hace más de tres años y medio en La Habana y que está próximo a terminar”. Así nos anunció Santos en forma involuntaria su ´paz´, la misma que impera hoy en Colombia.
La guerra urbana más demoledora ya se inició financiada por el mar de coca que nos toleró Santos para firmar su incierta paz. Así lo demuestran las protestas violentas del pasado 9 y 10 de septiembre. Así mismo lo demostrarán las protestas del próximo 21 de octubre con participación de sindicatos, indígenas, estudiantes, magisterio y venezolanos armados, dirigidos todos por la oposición, las Farc residuales y por el ELN.
José Félix Lafaurie: el centrosantismo y la izquierda patalean ante un gobierno generoso que trata de cumplir los acuerdos en lo cumplible. La paz estable y duradera nunca llegó y, en su reemplazo, nace una nueva Marquetalia liderada por el exjefe negociador, uniformada y armada en el vecindario, para apoyar a un nuevo sátrapa disfrazado de demócrata, mientras el país distrae la pandemia embobado con viejas telenovelas.
Alias Uriel, cabecilla de un frente del ELN en el oeste del Chocó, aseguró: “Los levantamientos han sido motivados por diferentes grupos contrarios al gobierno y las milicias urbanas de esos grupos participan en ellos como uno o una más...Acabemos con esos centros urbanos de tortura y muerte de la policía llamados Comando de Atención Inmediata (CAI)”.
Jesús Vallejo Mejia: “Señores, la Constitución de 1991 ha dejado de existir. El magistrado Tolosa no es ningún Rafael Núñez, quien lo mismo dijo para ponerle punto final a la infausta Constitución de 1863, pero lo que acaba de hacer con sus secuaces de la Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia entraña idéntico mensaje: para ellos, la Constitución de 1991 ya no rige, pues, siguiendo un viejo dictum norteamericano, “el derecho no es lo que ordenen los textos, sino lo que digan los jueces”.
“Lo que con ponencia de Tolosa se dispuso el 22 de los corrientes acerca de medidas para garantizar el derecho a la protesta pacífica, no es un fallo, sino un panfleto político que convierte a sus firmantes en aliados de la subversión del orden y adalides de la acción contra la autoridad legítima”.
El expresidente Álvaro Uribe Vélez: “Pensemos en un Referendo que disminuya el Congreso y la burocracia, que reforme la cúpula de la justicia... Que derogue la JEP y confiera garantías a los integrantes de las Fuerzas Armadas, también a los desmovilizados de buena fe”.
Partidos democráticos de Colombia, no olviden lo que advirtió Antonio Gramsci: “Los partidos comunistas no pueden aspirar a llegar al poder por medio de sus votos, tan solo pueden llegar si se apoderan primero del Congreso, de la Justicia, de la Educación y de la Juventud”. Algunos de estos ya están hoy, parcialmente, en manos de ellos.