Aunque en Colombia nadie rechaza la idea de que uno de los fundamentos del Estado es el imperio de la ley, son muy pocos los que le prestan real atención. En las pasadas elecciones, el candidato que levantó la bandera de la cultura de la legalidad fue señalado por tirios y troyanos de “no decir nada”, mientras gran parte de las campañas se basaban en la práctica del “todo vale”. En manos del presidente Santos las cosas, en materia de imperio de la ley, empeoraron. Al menos eso dicen los Worldwide Governance Indicators. En el ítem “rule of law” -uno de los seis indicadores- Colombia bajó 6 puntos entre 2011 y 2016. Tenemos un índice más bajo que Brasil y Panamá, superamos a Ecuador y Perú pero allá subió el puntaje. Mirando nuestros vecinos terrestres...