La vida está llena de rupturas, de interrupciones, de quiebres. De situaciones que se salen de lo planeado, pero también de momentos que muestran el esplendor de una relación, lo productiva que puede llegar a ser la unión de dos a más seres que se encuentran en un determinado momento de la vida. De eso va un documental que se estrenó esta semana titulado “The Beatles: Get Back”. Como lo describe el crítico de Variety Owen Gleiberman, es un retrato de la disolución y la unión del grupo británico, pero a la vez es una historia acerca de nosotros.
Enero de 1969. Durante 22 días Paul, John, George y Ringo se dedican a crear y ensayar 14 canciones que luego tocarán frente a una audiencia en vivo desde la terraza de Abbey Road, el mítico estudio de grabación londinense en la City de Westminster. Y de esas 60 horas de metraje y 140 de audio que quedaron guardadas en un cajón y que rescató el director Peter Jackson, surgen momentos que explican cómo es posible crear una obra maestra en medio del desconcierto que produce el saber que el momento de la separación ha llegado.
Todo ese mundo único que crearon para ellos mismos, su propia realidad y su propio lenguaje se ven con claridad. Hay camaradería, amistad y un talento extraordinario. Pero también hay tensión e incertidumbre porque perciben que el crecimiento que cada uno ha tenido como individuo los conduce a una inexorable despedida como grupo. Llevan 7 años juntos, aún no han cumplido los 30 años y ya se percibe un cierto desgaste en su relación. En medio de bromas, composiciones, intercambio de instrumentos e improvisaciones se dejan entrever momentos de ansiedad, miradas rencorosas y mucha indecisión. Tal vez nada diferente a lo que puede ocurrir con cualquier pareja que a pesar de seguir queriéndose reconoce el abismo que comienza a separarlos.
El final de todo esto se conoce. Meses después de grabar las canciones y presentarlas en vivo para los afortunados transeúntes que cruzaban por Abbey Road, los Beatles se separaron para siempre. Vendría para cada uno de ellos un tiempo para explorar sus propias capacidades y su creatividad en solitario. Hubo crecimiento interior y también rabia, despedidas brutales y mucha nostalgia por lo que fueron juntos. Pero lo que separa su historia de la del resto de relaciones que se acaban es esa capacidad que tuvieron como grupo para crear canciones inmortales que los mantendrán unidos en la memoria de todos. Puede que en efecto “Get Back” hable de nosotros, pero la distancia entre los dioses y los mortales sigue existiendo