Por henry medina u.
La semana pasada tuvo lugar en Medellín la presentación oficial del libro “La paz no es una utopía”, publicación de la Escuela de la Paz con sede en Grenoble, Francia, la cual durante 25 años ha hecho significativos esfuerzos contributivos a la construcción de paz en Colombia. El libro, como lo expresa Richard Pétris, inspirador de esta importante obra, comparte diversas percepciones de las realidades de nuestro país. Inicia con un poema de Javier Moreno Gómez que incluye las siguientes frases: “levántate y anda. Paz, hermana mía, para que cese este funeral de adioses. Esta fábrica de huérfanos”.
Luego, en su prólogo, afirma que los métodos para ganar la guerra y para ganar la paz son fundamentalmente opuestos. Refiriéndose a Colombia, aboga por la superación de la crisis espiritual, en un ambiente donde preguntar el punto de vista de la guerrilla equivalía, en opinión de muchos, a justificar su existencia.
El libro contiene cinco capítulos y un número plural de articulistas en cada uno de ellos. Daniel Pécaut expone una serie de rasgos de nuestra sociedad que han impedido la formación de una concepción simbólica de la unidad nacional, y originado el fracaso de una visión compartida de futuro.
El General de la reserva francesa Vincent Desportes, analiza cómo los ejércitos han sido base de la estabilidad y del orden, en un proceso donde la coexistencia mundial y el humanismo harán del ser humano un valor absoluto superior a todos los otros, y a los ejércitos pilar de sociedades viables. Pero, advierte, los avances de la sociedad tienden a reducir la eficacia de los ejércitos, porque la destrucción y la muerte son cada vez menos utilizables para imponer los intereses de una parte de la sociedad sobre la otra, lo cual lleva a nuevas formas de ejercer la coacción y el poder. Pronto, la capacidad de destrucción dejará de ser el principal argumento de la eficacia militar, en beneficio de nuevos desarrollos tecnológicos. En los conflictos internos, híbridos y asimétricos, prevalecerá su capacidad para apoyar los intereses de la población y la reconstrucción del contrato social.
El también general de la Reserva francesa, Pierre-Michel Joana, habla de la justicia transicional en su dimensión restaurativa, la cual define como “la restitución del Estado de derecho y la administración de la justicia durante el periodo transicional en las sociedades en situación de crisis o posteriores a un conflicto, con la finalidad de lograr la reconciliación”. Su principal obstáculo consiste en encontrar a los principales culpables, en un ambiente donde los que son héroes o mártires para unos, resultan malditos o traidores para otros.
Pierre Calame, presidente honorario de la Fundación para el Progreso de la Humanidad, sostiene que no hay paz duradera sin gobierno legítimo, y que un gobierno es legítimo cuando la sociedad se siente bien gobernada. Formula cinco criterios de legitimidad: 1. Valores compartidos por el conjunto de la sociedad; 2. Dirigentes dignos de confianza; 3. Control ciudadano sobre las instituciones públicas; 4. Procedimientos colectivos de evaluación de las políticas públicas; 5. Adaptación del gobierno a los desafíos que la sociedad enfrenta en su momento.
Los anteriores conceptos y el libro en su conjunto nos reafirman la necesidad de un cambio de rumbo en la dirección política del actual gobierno.