viernes
7 y 9
7 y 9
En una época en la que el hombre está en guerra contra su casa –la Tierra—, contra las demás especies que la habitan y contra su propia especie, es lamentable pero no resulta extraña la decisión anunciada por varios líderes de las Farc de volver a la lucha armada.
Esta decisión era previsible por el constante saboteo de algunos sectores del partido de gobierno al cumplimiento del Acuerdo de Paz y por el fanatismo de algunos dirigentes de las Farc que no acataron los llamados de la Justicia Especial para la Paz, abandonaron los espacios de reincorporación e insistieron en que haber entregado las armas había sido un error.
El fanatismo y la intolerancia de ambos grupos precipitaron el regreso a las armas del grupo liderado por Iván Márquez, Jesús Santrich y otros jefes guerreristas de las antiguas Farc.
Por fortuna, a pesar de la decisión de los nuevos disidentes y de la incesante descalificación del Acuerdo de Paz por parte de algunos sectores políticos, el presidente Iván Duque reafirmó el compromiso de su gobierno con los excombatientes que están cumpliendo con el proceso de reincoporación. Miguel Ceballos, Alto Comisionado para la Paz del gobierno, también dijo que “más del 90 % de los excombatientes de las Farc están comprometidos con el proceso y esa voluntad de paz debe ser respetada. El Estado nunca los dejará solos”.
Este compromiso con la paz fue confirmado por Rodrigo Londoño, máximo líder de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, el partido político que reemplazó a las antiguas Farc.
“Una aplastante mayoría lucha hoy en la legalidad y en forma pacífica por conseguir la implementación total de lo firmado en La Habana. Seguiremos sin desmayo esa lucha”, dijo Lodoño en una conferencia de prensa en la que estuvo acompañado por otros dirigentes de su partido. “Los exguerrilleros que dimos el paso de dejar las armas lo hicimos con el profundo convencimiento de que la guerra había dejado de ser el camino”.
En medio de la desesperanza provocada por el anuncio de Iván Márquez, es conveniente revisar las conclusiones del informe del Instituto Kroc –único autorizado para evaluar oficialmente el cumplimiento del pacto de paz-. Este dice que la implementación del acuerdo con las Farc avanza con retrasos pero progresa continuamente.
Según su informe, tras dos años de la firma del acuerdo, el 69 % de los compromisos están en proceso de cumplimiento, el 23 % se han implementado completamente, y se espera que un 12 % se terminen en el tiempo estipulado.
Sin embargo, el instituto advierte que el avance de los programas de desarrollo con enfoque territorial, del programa nacional de sustitución de cultivos de uso ilícito y de los planes sectoriales de reforma rural, es fundamental para que los colombianos más desprotegidos sientan que su calidad de vida mejora y que la paz vale la pena.
También resultan esperanzadoras las respuestas de los colombianos a la encuesta Gallup de agosto. Según Gallup, un 64 % de la población sigue considerando que el diálogo con las guerrillas y grupos armados sigue siendo la mejor opción.
Lo mismo piensan los empresarios representados por Proantioquia: “Urge que la política de Paz con Legalidad sea una prioridad de la agenda pública nacional, y así acelerar la implementación del Acuerdo Final, para demostrar que la confrontación armada no es el camino”.
Creo que el pueblo colombiano está cansado de tantas guerras que tan pronto acaban como vuelven a reiniciarse. Por eso creo que la paz tendrá su hora.
Como lo demostró de manera tan bella y contundente León Tolstoi en su novela “Guerra y paz”, son los ejércitos los que ganan las batallas, pero son los pueblos los que ganan las guerras. Sin ellos es imposible lograr la paz .
