Los comentarios a continuación son un resumen de un extenso artículo que se puede consultar en Google, digitando: “Biden y Janet Yellen están impulsando una tasa impositiva mínima global. La Unión Europea está muy satisfecha”.
Como es sabido, durante los últimos treinta años numerosos países han reducido las tasas de sus impuestos sobre las sociedades, en un esfuerzo por atraer empresas multinacionales a sus territorios. Es una forma de conquistar capitales para hacer sus economías más atractivas a los inversionistas extranjeros y para generar empleo.
Reducciones importantes se destacan hoy por sus exiguos gravámenes sobre las sociedades, así: el 9% en Hungría, el 12,5% en Irlanda, el 16% en Rumania, el 19%, Polonia, paraísos fiscales del Caribe... En contraste, el impuesto en Francia en 2020 para las sociedades era del 32% y en Alemania del 29,9%. En Colombia, antes de la reforma tributaria, figuraba en el 32%.
Afirmó Yellen que la administración de Biden, la Unión Europea y la Ocde, trabajarán en conjunto con otras economías ricas para generalizar un mínimo del 21% para armonizar las tasas impositivas a las sociedades de todo el mundo y para sancionar a los países que no cooperen gravando fuertemente a sus subsidiarias en Estados Unidos.
Como se recuerda, el presidente Donal Trump triunfó al lograr la aprobación de una elevada reducción de sus impuestos a las sociedades del 35% a solo el 21% hoy. Pero ahora con Biden en la Casa Blanca, el Congreso estadounidense parece estar listo para elevar sus tasas al 28% y llevar a cabo sus planes de inversiones en su infraestructura vial y presionar un nuevo régimen fiscal global. Si Biden no logra imponer primero su 21%, parece muy improbable que le aprueben su 28%.
Destaco entre los comentarios relacionados con la propuesta anterior: 1. El 75% del parlamento de Australia no firmará nada de esto. 2. Pretenden los países de la élite de la economía mundial, disuadir las inversiones de sus nacionales en el extranjero, así como nos impusieron su globalización con el libre comercio, sin importarles que, de paso, puedan socavar más las economías del tercer mundo. 3. Si las empresas no se pueden trasladar a un mejor sitio, continuarán los gobiernos ejerciendo sus controles sobre ellas. 4. Los proponentes están levantando paredes y no tendiendo puentes.