Me gusta abrazar los árboles. Lo hacía cuando era niño y vivía en un barrio lleno de guayacanes. Lo hago ahora, cuando vivo junto a un río, en un valle poblado de almendros, guaduas, carambolos, gualandayes, totumos, guayacanes, carboneros, palmeras, tulipanes africanos, ceibas...
Hasta hace algunos años, nunca había vivido en medio de un bosque. En un comienzo, sentía nostalgia de mi ciudad. Hoy, aunque la sigo amando, me cuesta mucho vivir en ella.
No sabía que la costumbre de abrazar los árboles se popularizó en la India, en el siglo XVIII, cuando un grupo de mujeres budistas se rebeló contra una poderosa familia de hacendados que ordenó derribar un montón de árboles milenarios para construir un palacio en las afueras de Jodhpur. Las mujeres...