Por Norvey Echeverry OrozcoUniversidad de AntioquiaFacultad de Periodismo, 5° semestre Norvey.echeverry@udea.edu.co
Recuerdo que su infancia la vivió en los pasillos de una biblioteca; de ahí su gusto desmedido por la literatura. También recuerdo de él, que una vez, cada semana, aparecía detrás de la puerta del salón, y traía consigo dos o tres libros y una botella de agua. No imponía lecturas, solo nos pedía que visitáramos las bibliotecas y que leyéramos algo. Ese tipo de educación es la que hace enamorar a los niños del conocimiento.
Su nombre es John Dayron Cárdenas, un maestro de voz suave y de enseñanzas de letras. Alguna tarde llevó un capítulo del libro No nacimos pa’ semilla, de Alonso Salazar; lo leyó, mientras todos, niños de trece...