Por Rodrigo Álvarez Peláez
Los colombianos, dicen, son buenas pagas en general. El crédito bancario directo y las tarjetas de crédito son muy costosas. Si alguien se atrasa en un pago, es reportado a una central de riesgo, la cual le cierra cualquier oportunidad de crédito y de préstamo legal, y por varios años aunque cancele. Y ahora, muchas empresas del Estado y privadas, ponen como requisito para acceder a un trabajo, no estar reportado en una central de riesgos. No a los préstamos bancarios, no a los créditos comerciales y ahora no al empleo digno que permita responder por las deudas pendientes. Parece un juego como el realizado con un alacrán: se le cierran todas las salidas y se prende fuego cerca para obligarlo a suicidarse. Al deudor moroso y reportado se le cierran todas las puertas. Solo le queda una: el “paga diario”, aquel prestamista usurero, ilegal, ¡con intereses hasta del 20 % diario! O el deudor se suicida, o lo mata el acreedor porque estos préstamos son impagables.
Si los colombianos son tan buenas pagas, ¿por qué el Estado no regula estos reportes dándole al deudor una oportunidad de cancelar con beneficios especiales?