La neblina de un conflicto armado con más de medio siglo de duración nos ha impedido ver otros problemas con fuerza suficiente para frenar el desarrollo y afectar significativamente el ecosistema y la calidad de vida de nuestra sociedad. Entre ellos, la corrupción, la inequidad, la sostenibilidad ambiental y el desdibujamiento de la concepción sobre lo público.
Estos temas son centrales dentro de la ética pública, fundamentada en la dignidad humana que debemos propiciar. Si lo logramos, podremos decir que Colombia ha recuperado su alma buena. De no hacerlo, el riesgo es que estos monstruos acaben con nuestro ordenamiento político, jurídico y social.
Ahora que tenemos la perspectiva y la obligación moral de superar el conflicto bélico, los candidatos...