Es un lugar común en el periodismo internacional referirse a cualquier choque entre Rusia y Estados Unidos como “la nueva Guerra Fría”. Así se dijo en los incidentes sangrientos de Georgia en el 2008 y en los de Ucrania en el 2014 y en la masacre de Siria hoy. Todo lo resumen fácilmente, sin contexto, como el enfrentamiento entre un mandatario de mano dura y comportamiento sanguíneo como Vladimir Putin y una comunidad occidental de naciones, dirigida por Estados Unidos, que trata de controlarlo.
No creo que sea el caso. Las características de la Guerra Fría como condición geopolítica terminaron con la caída del Muro de Berlín y la disolución de la URSS, dos años después. Los mapas diplomáticos se han transformado sustancialmente con un EE.UU....