Por Valentina Ramírez GilUniversidad Pontificia BolivarianaFacultad de Com. Social, 3° semestre vale.31@hotmail.com
Pocos días atrás, cientos de corazones fueron paralizados mientras un balón se desviaba dolorosamente del arco que se presentó inminente ante una selección y un país entero que sufrió más de 90 minutos frente un rival de alta categoría y tuvo que soportar un “arbitraje perverso”, como lo han calificado muchos.
El despertar del pasado 4 de julio fue más complejo que tener que inventar la excusa en el trabajo para verse uno que otro “partidito”. Quizá se bebió en exceso o tal vez solo fueron unas cuantas gotas, pero para esa mañana, abrir los ojos era “aceptar la resaca” colectiva de quedar por fuera de la Copa Mundo.
Lo cierto es...